19 de enero de 2009

Emoción con nombre de mujer

La prueba femenina se presentaba con el atractivo y la incógnita que suponía el desembarco de Marga Fullana Riera en el mundo del ciclo-cross. La ciclista de San Lorenzo de Cardessar (Mallorca) atesora un excepcional palmares labrado sobre una bicicleta de montaña, siendo en la actualidad la Campeona del Mundo de Mountain Bike (Cross Country).

Va camino de cumplir 37 años. Cuenta con una preparación planificada y orientada para ofrecer el mejor de los rendimientos en la época estival. Y además no tiene experiencia alguna sobre una bicicleta de ciclo-cross. Pues bien, a pesar de semejante hándicap, llegaba a Valladolid con la vitola de favorita. Increíble pero cierto.

El día había amanecido acompañado de una ligera lluvia, pero a la hora en la que comenzaron a disputarse las pruebas el cielo ya estaba despejado, y la mañana era era agradable para el disfrute del ciclo-cross. Sobre el cerro en el que está enclavado el Parque del Mediodía, el aire que soplaba posibilitó que el terreno se secara con el transcurrir de las horas. Ésta circunstancia hizo que las carreras celebradas a unas horas más tardías, disfrutaran de un terreno menos deslizante y más favorable para el tránsito gran velocidad sobre una bicicleta.

A diferencia de las carreras que se sucedieron después, desde los primeros compases de carrera las ciclistas destinadas a la lucha por las medallas ya ocupaban los lugares de privilegio encabezadas por Marga Fullana. Soldadas a la rueda de la balear, aparecían Rocío Gamonal y Rosa Bravo.

Unos metros por detrás figuraban Sandra Santanyes, Rocío Martín e Isabel Castro. Ya estaban todas las ciclistas que tenían que estar, a excepción de Jone Mújika. La ciclista de Elgeta (Guipúzcoa) no tuvo una buena salida y la imposibilidad de entrar en las posiciones cabeceras a las primeras de cambio, la lastró para el resto de la carrera. Su nerviosismo, impaciencia y precipitación le impidieron llegar obtener un mejor resultado que la sexta posición que alcanzó finalmente en meta.

El ritmo de Marga Fullana no permitía que nadie se relajase. Así mientras que Rocío Gamonal se mantenía a la rueda de la balear con suficiencia, la gallega Isabel Castro veía como irremediablemente no podía seguir la marcha al igual que la pundonorosa andaluza Rocío Martín.

Sandra Santanyes sorprendía por la comodidad con la que transitaba y Rosa Bravo nos hacía recodar a la ciclista anterior a su maternidad. Pero la ciclista vallisoletana cometió un error, y ahí se tuvo que despedir de la lucha por la victoria. En el montículo anterior a la zona de meta, no llegó con suficiente velocidad y vio como perdía el equilibro. La caída no le supuso ningún percance mecánico ni físico, pero si le hizo perder una decena de segundos que minó su ambición y deseo de agradar ante su público.

Vio como el dúo cabecero ponía tierra de por medio, y paulatinamente la distancia se iba haciendo mayor. Hasta el punto, que una sorprendente Sandra Santanyes la superaba, ofreciendo a propios y extraños un enérgico pedalear que Rosa Bravo no ofrecía sensación de poder aguantar.

Pero el infortunio se cebó con la ciclista de Sabadell. Rompió la horquilla de su bicicleta y se acabó para ella la prueba. Intentó llegar hasta el control de material, pero cuando vió que su bicicleta se dividía en dos partes, desconsolada tuvo que abandonar la prueba.

Así que mediada la carrera, el intercambio de posiciones entre el dúo cabecero hacía ver, que aunque Marga Fullana mostraba un pedalear más limpio, la asturiana Rocío Gamonal no le iba a la zaga. Por detrás Rosa Bravo, en tierra de nadie, parecía dueña de la medalla de bronce. Y desde la distancia, Rocío Martín veía como era superada por Isabel Castro, pagando el esfuerzo inicial de seguir a las ciclistas que marcaban un ritmo demasiado exigente para ella.

En el ambiente flotaba, que la carrera estaba condenada a decidirse en la última vuelta. Fue en esa última vuelta cuando Marga Fullana empezó a forzar el ritmo de la ciclista asturiana, especialmente en los tramos de ascenso, en los cuales Rocío Gamonal sufría para aguantar la estela de la ciclista balear.

La balear embestía y la asturiana capea el envite. De forma agónica, pero la ciclista asturiana aguantaba. Hasta que llegó el montículo que precedía a la entrada a meta, allí al igual que a Rosa Bravo en la primera vuelta, le fallaron las fuerzas y prácticamente se quedó parada, cogiendo la ciclista balear unos segundos suficientes para proclamarse Campeona de España en la primera prueba que participaba en la disciplina de ciclo-cross.

Pero las carreras no se deciden hasta que uno traspasa la línea de meta, y Rocío Gamonal no dio en ningún momento la carrera por perdida. Gamonal lanzó un sprint desesperado y unido el exceso de confianza de Fullana posibilitó que la asturiana alcanzara a la balear. Cuando esta quiso reaccionar ya fue demasiado tarde y justo por unos centímetros el triunfo se decantó del lado de la asturiana.

Lección de coraje y ambición el demostrado por Rocío Gamonal. No se dio en ningún momento por vencida y encontró su premio. La derrotada fue la ciclista más fuerte. Una ciclista veterana condenada por un error de principiante. Por detrás de ambas, aparecía Rosa Bravo a 42 segundos completando el pódium.

La cuarta clasificada fue Rocío Martín a 1´26 de la vencedora. Justa recompensa para una ciclista que derrochó un espíritu competitivo excepcional. Tras verse superada por Isabel Castro mediada la prueba, se rehízo en la última vuelta, y privó a la ciclista gallega Isabel Castro del puesto que parecía destinado para ella.

Fueron dos los segundos que Isabel Castro cedió en meta con respecto a Rocío Martín. La gallega no encontró el premio a su regularidad a lo largo del año, viendo como su evolución con el suceder de los meses no ha seguido la línea ascendente que si han demostrado otras rivales.

En lineas generales fue una carrera preciosa, con dos ciclistas excepcionales luchando codo con codo hasta el final de la prueba, hasta el punto de que la vencedora tuvo que dilucidarse mediante la foto-finish, algo inaudito en una prueba de ciclo-cross en España.

Es por ello, que ambas ciclistas han sido convocadas por Francisco Plá para estar presentes en la cita mundialista de Hoogerheide (Holanda). A buen seguro, que ambas ciclistas, si despliegan lo mostrado en Valladolid estarán en disposición de ocupar un puesto entre las primeras 20 clasificadas.

Pero en fin, por un momento olvidé que este país es España, y cuando se habla de ciclismo, una mujer no cuenta para nada. Por segundo año consecutivo, no habrá representación femenina en un mundial de ciclo-cross. ¿A quien debemos agradecer esta inexplicable circunstancia? Al deseado presidente de la RFEC, Juan Carlos Castaño Moreta, por demostrar que en materia de ciclo-cross, aparecen nuevas personas pero continúan viejas costumbres. Al fin y al cabo, esa raza semihumana que forman los federativos cuando alcanzan un puesto de responsabilidad, no son más que "los mismos perros pero con distintos collares".

Pero vamos a ser positivos. Gracias a las medidas del Sr. Castaño Moreta y a que la RFEC ahorrará un desplazamiento en avión para dos mujeres (ciclistas) a Bruselas y una estancia en un hotel de fin de semana para ambas, la RFEC podrá reducir enormemente y gracias al ciclo-cross, en el que tanto invierte, la mareante cifra de 2 millones y medios de euros aproximadamente que tiene de deuda.

Fotografía: RFEC

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8 de enero de 2009

El frío Ispaster

La prueba de Ispáster acostumbraba a ser el broche final de la temporada nacional de ciclo-cross pero en su vigésima edición la prueba vizcaína alteraba su tradicional fecha en el calendario. La retransmisión televisiva del evento a través del canal autonómico vasco (ETB) obligaba a un cambio, y el señalado y festivo Día de Reyes, fue la nueva fecha elegida.

Ciclo-cross internacional, televisión en directo y un atractivo escenario eran los ingredientes que auguraban un exitoso evento. Sin embargo, la realidad fue bien distinta. Tanto es así, que la prueba fue una de las más frías que se recuerda por aquellos pagos.

No sólo por la gélida y ventosa mañana con la que se despertó Ispaster, sino por el frío ambiente ciclista reinante. Las ausencia de público era notable incluso entre aquellos acérrimos a la especialidad ciclopedestre. En su descargo se puede aludir a la tan señalada fecha en la que novedosamente se disputaba la prueba, pero lo que realmente resultaba desalentador era el escaso número de ciclistas presentes para competir.

El ciclo-cross nunca dejará de ser una especialidad postergada al más oscuro de los anonimatos deportivos sino son los más interesados en que esto no sea así, los ciclistas, quienes se tomen en serio su especialidad.

El deporte del ciclo-cross es una especialidad que, sin lugar a dudas, tiene más de lo que merece. Especialmente en el plano televisivo gracias a la querencia que ETB profesa por esta especialidad. No es normal que con la cuantía de ciclistas que practican ciclo-cross y el número de espectadores que asiste a las pruebas, una especialidad como ésta goce de la retransmisión en directo de tres pruebas en su total integridad. Los elogios que dedicar al canal autonómico vasco nunca serán suficentes en agradecimiento por el tratamiento que dispensa a un deporte como el ciclo-cross.

A las organizaciones de las pruebas internacionales tampoco se les puede exigir nada más. Alguna, como por ejemplo la de Asteasu (Guipúzcoa), no es capaz de cubrir anualmente el presupuesto que cuesta ofrecer el mejor ciclo-cross del mundo en casa. Para equilibrar la balanza de ingresos y gastos han de tirar de recursos propios. Pierden dinero con el ciclo-cross.

Dentro de esta amalgama de agentes intervinientes en el espectáculo, los ciclistas son aquellos que se creen con muchos derechos pero con pocos deberes. Anualmente se repite la cantinela de que tienen que llegar más patrocinadores al ciclo-cross que soporten económicamente la dedicación exclusiva de los ciclistas a la especialidad. Se ansía un aumento en la dotación de premios destinados a los ciclistas, e incluso se aboga por unas gratificaciones económicas fijas simplemente por la participación en una determinada prueba.

A una especialidad ciclista como es el ciclo-cross, cuyo presente actual viene precedido de unos años de oscurantismo, las actitudes irresponsables, egoistas y caprichosas de los ciclistas, la perjudica notablemente. Ante este egoismo tan frecuente, los ciclistas no son capaces de ver que en este acto se gesta su propia destrucción y la desdicha deportiva de los que vienen por detrás.

Es normal que nadie se interese por el ciclo-cross sin una vinculación al sector de la bicicleta y en buena lógica la situación continuará así en un futuro. La mayoría de los patrocinadores presentes en el ciclo-cross, cuya actividad empresarial está alejada del mundo de las dos ruedas, tiene una vinculación a un determinado ciclista fundamentalmente por motivos afectivos o de amistad que por la búsqueda de un rendimiento publicitario.

El motor principal que soporta el coste de los ciclistas en la actualidad procede del propio mundo empresarial del ciclismo. Evidentemente, una especialidad como el ciclo-cross no forma parte de las estrategias estructurales de las diferentes marcas sino que sirve como soporte complementario. Por este motivo, el desembolso no puede ser cuantioso.

Triste la actitud de muchos ciclistas. Aunque bien es cierto que tendrán que bajar el tono de voz cuando se crean en derecho de exigir más para si mismos. Sin embargo, y para la fortuna de los presentes, los ciclistas que tomaron parte en la prueba ofrecieron un bonito espectáculo. En un circuito donde los tramos de pradera abundaban sobre cualquier otro tipo de terreno, las condiciones climatológicas hicieron aflorar una ingente cantidad de barro que sirvió para seleccionar la carrera.

La carrera tuvo una interesante lucha hasta que nadie pudo soportar el saber hacer en materia de ciclo-cross que puso en práctica Isaac Suárez (BH-Cantabria Infinita). Aquella esperanza del ciclo-cross belga llamada Wesley Van der Liden (Nico Sport-Ridley) salió a un ritmo endiablado desde el mismísimo pitido inicial, pero el ciclista vió enseguida como su exigente ritmo era superado por Tino Zaballa (Zugor). El belga no llegó con la pedalada del año pasado y el de sus rivales españoles tampoco era el mismo.

Tino Zaballa es un ciclista que no se anda con tonterías. Sacude fuerte desde los primeros compases de la prueba. Las carreras de ciclo-cross no se ganan en la primera vuelta pero si se pueden perder durante esos primeros minutos de carrera.

Un atento Isaac Suárez enseguida se soldó a su rueda y Egoitz Murgoitio (Grupo Hirumet) llevando a rueda al francés Arnaud Labbe (Bouygues Telecom), contactó poco después con el duo cántabro. Y a partir de ahí el resto de los ciclistas. Todos habían perdido el tren de la lucha por los puestos importantes a las primeras de cambio y posteriormente no pudieron subirse en marcha.

Entonces Suárez comenzó a dar una lección de lo que son las pautas básicas del ciclo-cross. Detalles perceptibles e imperceptibles que hacen que un ciclistas se distancia del resto sin ser superior fisicamente a sus rivales. Por ejemplo, no hubo vuelta en el que el ciclista no cambiase de bicicleta al paso por el control que predía a la zona más exigente del circuito. La zona era favorable para el cambio de bicicleta dado que era una zona lenta. Además el ángulo de giro que propiciaba la salida del control hacía que el cambio de bicicleta no supusiese pérdida de tiempo alguna.

Sin pérdida de tiempo y con una bicicleta limpia vuelta tras vuelva, el ciclista de Los Corrales de Buelna, sin tener una potencia superior en sus piernas a Tino Zaballa, superaba con mayor suficiencia los exigentes tramos posteriores al control de material.

Mantener el ritmo marcado por Suárez hizo mella en Zaballa. Cada tramo complicado suponía un esfuerzo a Zaballa hasta que su físico dijo basta y tuvo que irremediablemente dejar marchar al ciclista. Pero no sólo la clave estuvo en la predisposición habitual de Suárez al estudio eficiente del circuito y el posterior ejercicio práctico de su particular análisis, sino que a Zaballa lo lastraba su tendencia a la improvisación sin lógica.

No es normal que un ciclista como el cántabro en la primera vuelta no se eche la bicicleta al hombro y la arrastre por la potencia del manillar. Eso es simplemente perder un tiempo a tener en cuenta y dar ventaja a sus rivales.

Durante su periplo en Bélgica, Tino Zaballa ha conocido la realidad del ciclo-cross. Físicamente está a la altura de los ciclistas más importantes de la especialidad, pero técnicamente está lejos de ellos. Si además se olvida de los conceptos primarios de la especialidad realmente su posibilidad de mejora se torna más compleja de lo que cabría esperar.

A pesar de que finalmente se tuvo que conformar con la tercera plaza a 1'17" del vencedor final, la vuelta de Zaballa al ciclo-cross tras la ausencia obligada por su concentración en Portugal con el equipo Paredes-Rota dos Movéis, se puede traducir como positiva.

Y si de hablar en positivo se trata, el nombre de Egoitz Murgoitio hay que escribirlo en mayúsculas. Cada semana su figura se engrandece amparado en la seguridad que transmiten unos resultados que mejoran competición tras competición. Precedió a Zaballa en la clasificación, alzándose con el segundo puesto a 28" de Isaac Suárez.

Realmente la diferencia podía haber sido mayor, sin embargo Suárez supo controlar la diferencia con respecto a su más amenazante perseguidor. Adoptó todo tipo de precauciones de cara a asegurar su contundente victoria. Por ejemplo, en el tramo más complicado en descenso, tomó la determinación de hacerlo desmontado de su bicicleta en sus últimas vueltas.

Fuera del podium quedó, en cuarta posición, a 2'28" el francés Arnaud Labbe (Bouygues Telecom). El ciclista galo, con una vinculación más profunda al ciclismo de carretera, se está alejando paulatinamente de el rendimiento que antaño ofrecía en esta especialidad. Demasiado lejos de la cabeza de la carrera, a casi cuatro minutos (3'53") entro Javier Ruíz de Larrínaga (Spiuk-Urteaga). Ciclista victorioso en pequeñas batallas pero derrotado en grandes guerras. Perdió el tren de cabeza y se quedó en tierra de nadie pedaleando de forma incómoda sobre el lodalaz de Ispáster. Sus generosos esfuerzos, tan numerosos y concentrados en un corto período de tiempo, pueden pasarle factura en Valladolid. Su quinto puesto no correspondió con lo esperado.

Van der Liden ocupó la sexta plaza. Entró un minuto después de Ruíz de Larrínaga, a 4'52" del vencedor. Luchó en los últimas vueltas con Unai Yus (Lankide-AZ Etxe) por esa sexta plaza, teniéndose que conformar el ciclista alavés con la séptima plaza final a 5'15" de Isaac Suárez. Ambos ciclistas, con una carga de competiciones numerosa en los últimos días, y un largo viaje desde Bélgica hasta la localidad vizcaína no mostraron la mejor de sus pedaladas.

Destacar la novena plaza de Erlantz Uriarte (Opel Ibaigane) a prácticamente seis minutos del vencedor (5'59") dejando una buena impresión en un ciclista que no acaba de dar ese salto de calidad por sus temporadas jalonadas de pocas alegrías y muchas decepciones. En el lado opuesto, la undécima posicion final de David Seco (Spiuk) a 6´42" de Isaac Suárez. Una nueva decepción protagonizada por el ciclista de Busturia, que no se asemejaba en absoluta al ciclista que en numerosas ocasiones en la última década había sido protagonista estelar en ese mismo circuito.

Ahora ya sólo queda en el horizonte la cita de Valladolid. Quedan más pruebas del calendario, aunque no muchas, pero tan sólo será la cita pucelana la que consiga atraer de modo masivo a todos los ciclistas que componen el tejido del ciclo-cross nacional. Una cita, es la que parece que olvidan, que tan sólo gana uno.

Fotografía: ETB

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