El triunfador del año
Cuando al calendario ya le quedan pocas hojas que retirar y vemos como el año irremediablemente está avocado a su fin, llega el momento de recapitular y hacer la valoración oportuna de lo acontecido durante la temporada.
En la mayoría de los casos tales valoraciones se manifiestan agasajando a los diferentes protagonistas y triunfadores con un galardón que acredita tal condición. Actos de este tipo se reproducen por toda la geografía ciclista en estas fechas, teniendo, en muchos casos, diferentes protagonistas. Desconozco si entre aquellos ciclistas distinguidos estará Roberto Alcaide. No se si recibirá galardón alguno o si será protagonista de algún tipo de reconocimiento, pero de lo que no me cabe la menor duda es que lo merece tanto o más que cualquier otro ciclista.
A muchos no les sonará el nombre de este bravo ciclista. Roberto Alcaide García es un joven madrileño de San Sebastián de los Reyes que cuenta con 28 años de edad y pertenece al potente conjunto gallego Supermercados Froiz. Bien pudiera ser un ciclista más del pelotón, pero un rasgo lo distingue del resto dentro de la categoría amateur, y es que es un ciclista discapacitado, concretamente de la categoría LC2, la que engloba a discapacitados motores de grado moderado.
Este ciclista sufrió la amputación de parte de su pierna izquierda hace algo más de seis años, concretamente el 5 de Mayo del año 2000. Por aquel entonces, Roberto Alcaide era un ciclista que estaba disputando la Vuelta a Extremadura enrolado en las filas del equipo Aguas de Mondariz. Durante la disputa de la tercera etapa, que unía las localidades de Villanueva de la Serena (Badajoz) y Montehermoso (Cáceres), una tonta caída, de las muchas que se producen en el pelotón, llevó al ciclista a caerse contra la valla quitamiedos de la carretera, seccionándole el pie izquierdo. El médico de la prueba conocedor de la gravedad al ver el accidente, colocó el pie en una nevera, pero finalmente no se pudo reimplantar el miembro amputado.
El espigado ciclista madrileño contaba por entonces 22 años y toda una vida por delante, aunque parte de ella se quedó en aquel desgraciado accidente.
Comprobar la gravedad del suceso, supuso un durísimo golpe para el ciclista. Sumergido en el pesimismo de las difíciles noches de hospital, pensaba que todo había acabado para él, y no sólo por no poder practicar el deporte que tanto amaba y que desde los 9 años llevaba disfrutando, sino que ni tan siquiera pensaba en que pudiese volver a caminar algún día.
El apoyo de sus familiares, especialmente su hermano, amigos y compañeros del club donde se inició el madrileño, posibilitaron que el joven ciclista experimentase una recuperación asombrosa. Pasó en poco tiempo de pensar en que jamás volvería a caminar, a recibir información de prótesis y deportistas discapacitados de los que hasta entonces desconocía su existencia, que sirvieron paulatinamente para animar y sacar de la amargura al joven ciclista.
En el año 2000, meses después del accidente, se disputaban en Sidney (Australia) los Juegos Olímpicos, y pocas fueron las personas que en este país, siguieron con tanto interés las competiciones y los deportistas paralímpicos como hizo Roberto.
Poco tiempo después, tan sólo cuatro meses más tarde del fatídico accidente, volvía a subirse a una bicicleta. Roberto consiguió algo impensable, incluso para los médicos que lo trataron. No necesitó de psicólogo alguno, ni tan siquiera quiso ir a la pertinente y necesaria rehabilitación hospitalaria. Con la ayuda de sus familiares, amigos y compañeros, y a pesar de que todo hacía indicar lo contrario, volvió a subirse en una bicicleta, uno de los momentos más felices que ha sentido y que no olvidará mientras viva. Quería pedalear y pedaleó.
Y vaya que si pedaleó, ya que desde entonces, pocas son las veces que no está sobre ella. En este tiempo ha conseguido un espectacular palmarés, posiblemente de los más importantes que tenga cualquier deportista paralímpico español.
La tarea no fue sencilla. Un duro y sufrido trabajo detrás, ese que no se ve a los ojos de los demás pero que uno sufre en silencio junto a los suyos, ha sido determinante. Los problemas de la adaptación a una prótesis, las rozaduras que se producían con ésta y un sinfín de problemas que no existe para el ciclista habitual, pero que van inexorablemente ligados a uno que está discapacitado, fueron una constante en sus comienzos.
Este esfuerzo permitió alcanzar triunfos, éxito y reconocimiento deportivo. Pero no nos vamos a engañar. No se hace de los deportistas discapacitados un espectáculo de masas y el seguimiento no va más allá de los propios interesados y quienes rodean a estos.
Pero quizá la grandeza y el reconocimiento hacia Roberto Alcaide, no esté en las medallas olímpicas y en las conquistas mundialistas que ha logrado dentro del ciclismo para discapacitados, sino que es un ciclista más dentro del pelotón amateur. Y para un discapacitado, sentirse uno más, y sobretodo que los rivales lo vean así, es un gran triunfo.
Roberto Alcaide consiguió este año, una gran gesta, que no está al alcance de muchos ciclistas, y es que consiguió finalizar el Circuito Montañés. Una de las pruebas más exigentes y prestigiosas del ciclismo amateur, donde muchos ciclistas tienen que poner pie a tierra debido a la exigencia de la ronda cántabra, vio al ciclista madrileño finalizar la ronda con suficiencia.
Estamos acostumbrados al aplauso generoso para el deportista discapacitado, por la fuerza de voluntad que desarrolla para conseguir sus objetivos deportivos a pesar de tener limitaciones físicas. Un aplauso en ocasiones lastimoso, que nada tiene que ver con lo deportivo. Sin embargo, Roberto ha roto esa barrera. No es diferente, es uno más. Es un ciclista a batir, al que superar, al que atacar, al que dejar de rueda. Nadie ve una discapacidad. Está capacitado.
Sin ir más lejos, el ciclista al que batió en el pasado mundial celebrado en Suiza, el belga Jan Boyen, será profesional en la temporada 2007 dentro del equipo Jartazi-7 Mobile, con el objetivo de alcanzar la medalla de oro en los próximos Juegos Paralímpicos de Pekín 2008.
Roberto Alcaide es la máxima expresión de la ilusión, el esfuerzo y la autosuperación dentro del deporte. Un ciclista que ha logrado un gran triunfo ya que gracias a su sacrificio y a su lucha personal ha conseguido que dentro del pelotón sea un dorsal más y algo que aún es más importante, es una persona de referencia, espejo en el que pueden mirarse muchas personas que condicionadas por su minusvalía ven ante sí un muro infranqueable cuando de desenvolverse en la sociedad se trata siendo discapacitados.
6 Comments:
El Cofidis ayuda tambien a un corredor que corre en Handisport : Laurent Thirionet quien es multiple campeon del mundo en pista y carretera y tambien vencedor en los juegos olimpicos !
Es un corredor a quien le falta una parte de una pierna y por lo tanto corre en LC3 - LC1 o LC4.
Me olvide comentar lo de Roberto Alcaide.
No sabia lo del circuito Montanes pues solo una palabra me viene : CHAPEAU !!!
Tampoco conocía que un ciclista discapacitado fuese capaz de finalizar todo un Circuito Montañes.
Gracias Marco*
El valenciano Francisco Garcia Morillas sufrio la temporada pasada un accidente similar al de Alcaide.
hola a todo mundo ciclista,
soy un joven ciclista de 17 años toda mi vida la e llevado en la sangre mi adn es asi mi familia tambien,. y acabo de perder mi braso derecho completo, mi pierna derecha debajo de la rodilla, tengo muchas esperanzas de lebantarm el dia de mañaana a rodar, es sorprendente lo que la boluntad y la tecnologia pueden acer. EL AMOR POR EL DEPORTE ES LO MEJOR GREGORIO MOYA MI ABUELO ME LO A DEMOSTRADO CON SUS 87 AÑOS.
Hola Goyo!
Me quito el sombrero ante el amor y la pasión que sientes por el ciclismo a pesar de las adversidades.
Espero que nos cuentes algún día que tal te va por esas carreteras del mundo.
Un saludo!
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