Cantando a "Capelle"
Llega la Navidad. Tiempo en el que florecen los buenos sentimientos, época en que somos mejores personas y también período de gasto por encima de lo razonable.
Hay quien duda que en este periodo festivo se celebre la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo y piensa, con buena lógica, que el origen de tanta celebración navideña forma parte de un excelente trabajo de marketing alumbrado en las oficinas de El Corte Inglés.
Como fieles peregrinos de éste y otros templos sagrados del consumo, nos veremos obligados a apoquinar religiosamente lo que tengan a bien pedirnos los sumos sacerdotes de estos novísimos santuarios por aquellas ofrendas que brindaremos a nuestros seres queridos.
No tengo la menor duda, que más de uno de nosotros recibirá algún presente relacionado con la temática ciclista de nuestros amores. Pero a buen seguro que los regalos estrella de la Navidad serán los perfumes y los aparatos electrónicos. También nos gastaremos un buen dinero en música, ya que en esta época de gasto desenfrenado, aquello del top manta o la descarga a través de internet no luce ante nuestros venerados familiares.
Los artistas los saben, y ahora es el momento de aparecer en el mayor número de espacios posibles para dar a conocer una obra musical que, aquellos que forman parte de la industria discográfica, arden en deseos de vender. Hay que aprovechar el tirón navideño, ya que la venta de discos es el motor de todos aquellos que moran dentro del mundo de la canción. ¿Todos? La verdad es que todos no. Hay quien canta por otros motivos bien diferentes, y este es el caso de Ludovic Capelle.
Ludovic Capelle vino a este mundo un 27 de Febrero del año 1976, en la localidad belga de Namur, la capital de la Región Valona. Con tal apellido su destino bien pudiese haber sido otro, pero el fornido mocetón belga destacó con su bicicleta ya desde las categorías inferiores acaparando numerosas victorias, incluso probó el profesionalismo como amateur a prueba dentro de potentes escuadras como Mapei-GB en 1996 o Lotto-Mobistar en 1997.
No fue hasta 1998 cuando firmó su primer contrato profesional, aunque en esta ocasión los colores del modesto equipo belga Home Market-Ville de Charleroi fue los que portó a sus espaldas. Dentro de esta categoría el pedalear ya fue otro cantar. No perdió su instinto ganador, y anualmente llenaba el zurrón con alguna que otra victoria, aunque todas ellas eran de las consideradas menores.
Su carrera deportiva parecía destinada competir en las típicas “kermesses” belgas, hasta que en el año 2001 y formando parte de un equipo de mayor enjundia, el Ag2r francés, obtuvo el triunfo en el Campeonato de Bélgica, pudiendo lucir a lo largo de todo un año, la soñada y gloriosa prenda tricolor. El ciclista anónimo fue lanzado a la primera plana deportiva. Un nombre dentro del pelotón y el respeto de todos por el valor que se otorga a tan deseado triunfo.
Pero en esta vida todo es efímero. Tras su momento de gloria volvió a su lugar, a sus pruebas, en esta ocasión enrolado en las filas del Landbouwkrediet-Colnago. Vuelta a los “kermesses” y a luchar por los pequeños triunfos. Nada tiene de malo tal circunstancia, pues estas carreras eran su vida, sin embargo lo peor estaba por llegar.
El 7 de Junio del 2005, tras pasar un control antidoping en la prueba de Gullegem, dio positivo por EPO. Suspendido durante 18 meses, desde Octubre del 2005 hasta Abril del 2007, por la Federación Belga de Ciclismo. Recurrió al Consejo de Estado y tiempo después fue absuelto por un error en el procedimiento. Le fue devuelta su licencia, pero no pudo encontrar un equipo que le contratase. Formaba parte del club de los ciclistas marcados. Gracias a un antiguo compañero encontró acomodo en un equipo amateur el Team Storez – VC Ath., pero ya nada era igual.
El ser humano tiende por naturaleza a preocuparse por las situaciones adversas y en ocasiones esa preocupación es exagerada o sin motivo aparente. Cuando existe un conflicto, las emociones y los pensamientos negativos tienen a aparecer, y en ocasiones tal situación adquiere una importancia relevante que impide hacer una vida con total normalidad. Capelle caminaba sobre la delgada línea de la depresión.
La depresión anidaba en su persona, hasta que su mujer, Aurélie Pauchet, le animó a cantar. La música como terapia. Compuso una canción, incluida en un disco, que lleva por título el nombre de su pequeña hija: Celeste.
La canción refleja el sentimiento de un ciclista sancionado y exonerado más tarde al que todo el mundo da la espalda. Habla de una vida dedicada al ciclismo, deporte en el que se ha dejado la piel, que debe ser motivo de orgullo para los ciclistas, que deben unirse y dejarse de una ver por todas de actitudes egoístas.
Junto a su mujer con la que canta esta canción y a través de la música ha aprendido que el amor es la esencia de existir. Ha conseguido encontrar su paz interior perdiendo el miedo, no dándole importancia a su pasado ni a su futuro ya que el presente es el único tiempo que existe y cada instante es único e irrepetible.
El disco no le hará rico, ni tan siquiera lo veremos en el top manta, pero lo que es más importante ha conseguido devolverle la felicidad. Cyril Guimard le ha dado la oportunidad de volver a ser ciclista, incluyéndolo en la nómina del Roubaix – Lille Métropole. Vuelve a ser ciclista y él cree que puede seguir siéndolo.
4 Comments:
Bonita Historia Marco! Esperamos que tenga mucha suerte en el 2007!
Un Saludo!
Hola Reusnoi!
Lo realmente importante, es que sea feliz.
Un saludo!
hola:
la entrevista que salió hace unos días en Cyclingnews a la quebequesa Genevieve Jeanson creo que tiene mucho que ver con el tema que comentáis.
Parece que ser que lo que hace feliz a Genevieve es el restaurante que ha abierto, de modo que anuque le han quitado su sanción, no volverá a las carreras. En todo caso, os recomiento la lectura de la entrevista. ¿que hubiera pasado si en lugar de un "ban for life" le hubieran puesto dos años? No tengo ni idea.
Bueno, pues felices fiestas y que lo pedaleeis mucho en 2007. Al menos eso es lo que espero hacer yo, pues me lo paso muy bien, casi tanto como esquiando.
Hasta luego.
Hola Canil Blancu!
Puede haber un paralelismo entre Capelle y Jeanson en lo concerciente a la felicididad. Pero es interesante el matiz de una felicidad "a pedales", como la que está experimentando Ludovic Capelle.
Desgraciadamente estamos en estos tiempos acostumbrados al descenso a los infiernos de ciclistas que por uno u otro motivo, aunque podíamos hablar de que la raigambre prácticamente siempre es la misma, acaban sumergiéndose en una espiral negativa, que incluso en ocasiones acaba con la vida del propio ciclista.
Me gustó el mensaje de Capelle. Esta vida es demasiado corta como para ser infeliz mientras uno transita por ella.
En cuanto a Jeanson, ya que tus recomendaciones no son en vano, buscaré la entrevista y la leeré interesado.
Un saludo!
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