14 de junio de 2007

Erythraia pedalea menos

A nadie se le escapa que el ciclismo concita menos atención de un tiempo a esta parte. Cada uno tiene su propio motivo para alejarse paulatinamente del deporte de la bicicleta, pero es una circunstancia que ocurre en prácticamente cualquier rincón del planeta a pesar del interés que puedan guardar por el ciclismo.

Siempre se han identificado nítidamente diferentes y localizadas regiones como lugares en los que la pasión que despierta el ciclismo no tiene parangón con ningún otro deporte. La región de Flandes dentro de Bélgica se ha visto como lugar donde se vive con inusitada pasión el ciclismo y dentro de una óptica más cercana, Euskadi, ha sido y sigue siendo el referente ciclista dentro de la Península Ibérica.

Sin embargo hay un país, en el que por encima de las regiones antes señaladas, se vive con auténtico furor el deporte del pedal. El país en cuestión tiene por nombre Eritrea.

Antes de 1890, el nombre “Eritrea” no era nada más que la versión italiana de la palabra griega Erythraia, tomada del nombre antiguo del Mar Rojo. Eritrea es un país enclavado en el noreste de África que obtuvo la independencia en el año 1993, siendo uno de los estados independientes más jóvenes de cuantos existen en el planeta. Su territorio delimita con Sudán por el Oeste, Etiopía por el sur y Yibuti al este. La franja noreste del país es una extensa costa en el Mar Rojo.

El territorio de la actual Eritrea siempre había formado parte de imperios y reinos de la región como por ejemplo del legendario Imperio Abisinio, pero fue a partir de 1890 hasta 1941 cuando Italia delimitó y colonizó el territorio. Constituyeron una colonia agrícola en la que construyeron carreteras, vías férreas, puertos y plantaciones, así como en menor medida escuelas y hospitales.

Mussolini invadió Etiopía desde Eritrea en 1936 pero fue derrotado por los aliados en 1941. En ese año, Eritrea pasó a pertenecer a Gran Bretaña hasta que la ONU decidió hacerla una federación con Etiopía en 1952. Las influencias italianas y británicas junto con un grado más alto de desarrollo en Eritrea causaron dificultades en las relaciones con una Etiopía, un país más grande pero menos desarrollado.

En 1962 fue declarada por Etiopía una mera provincia y la resistencia actuó entonces contra el estado etíope, sucediéndose diversos conflictos que se convirtieron en guerra abierta en 1983. Tras cuatro años, y ya bajo control del Frente Popular para la Liberación de Eritrea, en 1987 es declarada de nuevo región autónoma.

Pero no es hasta 1993 cuando obtiene la independencia y se reconoce internacionalmente al país, aunque no evitó los posteriores conflictos territoriales con Yemen en 1996 y con Etiopía de nuevo en 1997 y 2000.

La intervención de la ONU y el establecimiento definitivo de fronteras en abril de 2002 por resolución del Tribunal Internacional de Justicia detuvo temporalmente la guerra, pero Etiopía no ha aceptado aún la resolución presentada por el Tribunal Internacional de Justicia. Por lo tanto la amenaza de guerra entre los dos países aún persiste.

Una de las influencias que dejó el colonialismo italiano fue la afición por el ciclismo y en 1946 se celebró el primer Tour de Eritrea, aunque a diferencia de lo que ocurre en el resto del continente es más conocida por la denominación italiana de Giro de Eritrea. Sólo se pudo disputar en una ocasión ya que la influencia colonial británica bajo la que se encontraba no era el caldo de cultivo ideal para celebrar una prueba ciclista que se había gestado con los años con el beneplácito italiano.

La carrera volvió a recuperarse en el año 2001, nada más y nada menos que 55 años después y encontró en su vencedor a una de las figuras más importantes de la corta historia del país: Habte Weldesimon.

En Eritrea hay todos los fines de semana más de 1000 ciclistas compitiendo a lo largo y ancho de las seis regiones que configuran el país. Incluso en Asmara, la ciudad más poblada de Eritrea, se congregan semanalmente más de 15000 espectadores para presenciar la competición del fin de semana.

Los más importantes ciclistas de las regiones de Anseba, Debub (zona sur), Debubawi Keyih Bahri (costa meridional del Mar Rojo), Semenawi Keyih Bahri (costa septentrional del Mar Rojo), Maakel (zona centro) y Gash-Barka tiene la más importante cita en el Giro de Eritrea que organiza la Federación de Ciclismo del país.

La prueba cuenta con retransmisión televisiva para deleite de los numerosos seguidores que pueblan los bares y lugares de encuentro donde hay aparatos de televisión para seguir diariamente la prueba. El Giro de Eritrea, junto con el Tour de Francia son los dos acontecimientos más seguidos por los telespectadores del país.

De la cifra de 1000 competidores, aproximadamente un número cercano al centenar lo hacen de forma profesional. Con el soporte de las pequeñas regiones/estados y diferentes firmas comerciales, llegar a ser algún día ciclista profesional en Eritrea es el sueño de muchos jóvenes deportistas.

No sólo por lo concerniente a privilegios y popularidad dentro de la población eritrea, sino que el sueldo de un ciclista medio asciende a unos 1200 Nakfa que al cambio pueden ser aproximadamente 60 Euros. Quizá para el occidental la cifra pueda parecer ridícula, pero si tenemos en cuenta que el trabajador eritreo medio cobra de forma anual 100 Euros, se entiende el deseo de muchos jóvenes de pertenecer a esa élite ciclista del país.

A pesar de los privilegios, los ciclistas viven bajo un régimen espartano, concentrados y conviviendo conjuntamente aquellos que de forma habitual representan a una región o son patrocinados por firmas privadas.

El Giro de Eritrea es el gran acontecimiento del año y el público se agolpa en las llegadas y no duda en acercarse a aplaudir el paso de los ciclistas a pesar de que en algunos lugares tengan incluso que pagar por poder contemplar de cerca a sus ídolos. La ronda por etapas tiene aproximadamente un montante de 7.500 Euros en premios, una considerable cantidad a repartir entre los mejor clasificados a lo largo de cada una de las etapas y evidentemente en la general final.

La prueba resulta agonística debido al terreno por el que transcurre la carrera así como por las condiciones ambientales bajo las que se disputa. La geografía de Eritrea es tremendamente singular. Al norte del país, se encuentra una prolongación del macizo etíope con alturas que alcanzan los 2.600 metros y donde se producen las mayores precipitaciones de tipo tropical. El noreste está conformado por una llanura en dirección sur, muy seca. La franja costera da al Mar Rojo con más de 1000 kilómetros de costa, aunque es muy estrecha. Aquí se alcanzan de forma habitual máximas anuales superiores a los 50ºC. En esta zona se encuentra el desierto de Danakil y la depresión de Kobar, situada a 130 metros bajo el nivel del mar.

Pero además de tener que enfrentarse a los rigores de la geografía eritrea a lo largo de más de 1100 kilómetros durante poco más de una semana, existen peligros insospechados para aquellos que no son de la tierra, como por ejemplo los habituales camellos salvajes que cruzan la carretera en estampida haciendo caso omiso a la presencia de los ciclistas o los furibundos monos, que salvajes y agresivos se apostan en ocasiones encaramados a rocas aullando ferozmente, lanzan piedras contra la caravana de la prueba y los propios ciclistas.

Ante todas estas exigencias y obstáculos, Habte Weldesimon ha resultado victorioso en tres ocasiones. La primera fue en 2001 y luego repitió en los años 2003 y 2004.

El año 2003 fue apoteósico para la organización de la prueba liderada por el presidente de la federación, Akilu Lijam. Tal fue el clamor popular y el seguimiento que tuvo la carrera que el país se paralizaba al paso de los ciclistas.

Ante este panorama uno de los equipos occidentales más especiales que existen en el concierto internacional, Marco Polo Cycling Team, reclutó a dos de los mejores ciclistas del país, para llevárselos a competir a Europa, formando parte de un programa de cooperación social existente entre Holanda y Eritrea. Habte Weldesimon y Ephrem Tewelde se dirigieron a Holanda para desde la base de operaciones del equipo ubicada en las cercanías de la conocida ciclísticamente Valkenburg, prepararse para competir en un principio en pruebas de categoría amateur a disputar en Holanda, Bélgica y Alemania.

No lo hicieron mal en la categoría amateur, y los gestores del equipo decidieron que los ciclistas dieran el salto a la categoría profesional. Debutaron en Alemania, concretamente en la Versatel Classic (Dormund) y el Sparkassen Giro (Bochum). Allí se dieron cita no sólo las figuras que venían del Tour de Francia como Erik Zabel (Telecom), Jan Ullrich (Bianchi) o Alessandro Petacchi (Fassa Bortolo) entre otros, sino que acercaron a las localidades miles de aficionados que no querían perderse el debút de los ciclistas de Eritrea.

No lo hicieron mal, e incluso se atrevían a atacar a las primeras de cambio ante la incredulidad de los rivales europeos. Tal fue el buen sabor de boca que dejaron, que transcurrida buena parte de la prueba, en una de las subidas del recorrido, Jan Ullrich no dudó en felicitar a Habte Weldesimon por la carrera que estaba realizando cuando ambos estaban en paralelo dentro del pelotón.

La especial idiosincrasia del Marco Polo Cycling Team, ya de por si atrae a los medios de comunicación, pero en esta ocasión superó con creces las expectativas y no había lugar en el que cuando se hablase de ciclismo no apareciesen los dos nuevos componentes del equipo llegados desde Eritrea.

No alcanzaron grandes cotas deportivas pero no desentonaron en la mayor parte de las pruebas que participaron. Desde Eritrea eran seguidos diariamente y sus andanzas quedaban reflejadas en los periódicos y en la televisión.

Pero un año más tarde las cosas cambiaron. Uno de aquellos chicos que despuntaban con la bicicleta y que sin embargo no tuvo la oportunidad de ir a Europa, iba a marcar un antes y un después en el deporte de Eritrea, ya que su actuación en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 supuso un hito dentro del deporte del joven país.

El ciclista en cuestión respondía al nombre de Zersenay Tadesse, pero ya había dejado de pedalear. Se calzó unas zapatillas y en un relativo corto período de tiempo logro ondear la bandera de Eritrea en el Estadio Olímpico de Atenas al logar la medalla de bronce en la final de los 10000 metros.

El joven, que es el cuarto de siete hermanos, nació en el año 1982 en Adi Bana, dentro de una familia dedicada a la agricultura. Zersenay optó desde muy joven por el ciclismo, como tantos y tantos otros jóvenes en el país. Participó en un buen número de competiciones, incluso se ganó el respeto de los ciclistas del país. Por aquel entonces, su ídolo era Lance Armstrong y soñaba ser como él.

Sin embargo, en el año 2002 decidió probar con el atletismo, se bajó de la bicicleta y se calzó unas zapatillas. Desde la primera carrera observó que podía hacerlo bien, y presentándose en el Campeonato de Eritrea, logró una plaza para el Mundial, donde quedó en la trigésima posición cuando apenas llevaba tres meses corriendo. Había nacido una estrella.

El paso del tiempo, lo ha coronado en este año 2007 como Campeón del Mundo de Cross, derrotando al imbatible Kenenisa Bekele y dándole a su país, el primer título mundial de su historia.

Al joven se le puede ver durante la mitad del año que no pasa en Asmara, la capital de Eritrea, en Madrid, donde tiene fijada su residencia, concretamente en el barrio Moncloa-Aravaca.

En Madrid, Tadesse se ha adaptado perfectamente a su nueva vida. Acostumbrado a la cultura europea e integrado entre sus vecinos madrileños que incluso le tributan homenajes. La admiración y el reconocimiento de la gente con la que convive es diaria, y muchos de sus vecinos se quedan atónitos cuando lo ven vestido de corto ya que imprime mucha velocidad en cada serie de entrenamiento que realiza.

Lo que no ha cambiado de su época ciclista es la vida espartana, que se resume en dormir, comer y entrenar. Un día habitual de Tadesse empieza a las nueve y media de la mañana, para estar a las diez ya corriendo. Después desayuna y vuelve a dormir. Se levanta para comer y vuelta a la cama. Después toca el entrenamiento principal y tras volver, la cena y después de está, de nuevo a dormir. Pocas veces se le podrá ver en un centro comercial, de compras o en el cine.

Tadesse es un héroe nacional, y aunque él diga que el título no le ha cambiado su forma de ser, lo cierto es que en Eritrea no pasa desapercibido en ningún momento. Es un ídolo en su país al que abren paso cuando camina, le paran, le piden autógrafos y le miran de una manera muy especial. Se vuelcan con él, y es que Eritrea se conoce ahora el mundo gracias a él, ya que es su mayor embajador.

Todo país necesita de un símbolo, de una figura o de un acontecimiento que le sitúe en el panorama mundial. Y más si se trata de Eritrea, una nación joven y con escasos recursos para darse a conocer. Tadesse es ese símbolo y es un atleta. Ahora los niños quieren correr y no pedalear, y es que desde que se bajó de la bicicleta y se calzó las zapatillas, Eritrea pedalea menos…

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12 Comments:

At 14 de junio de 2007, 7:02, Anonymous Anónimo said...

Hermoso artículo, Marco. Un pueblo también se define por el deporte que ama.
Roni, desde Argentina.

 
At 15 de junio de 2007, 0:10, Blogger Xabi said...

Bonito artículo como siempre Marco*. Felicidades por proporcionarnos periódicamente aspectos más desconocidos del ciclismo.
Quisiera comentarte que me da la impresión de que siempre idealizas bastante Flandes y su ciclismo (una debilidad?). Cierto es que la cultura ciclista es increible, pero no lo entenderíamos por completo. Yo al menos no llego a comprender que se vuelvan locos al paso de Boonen, el ídolo local de turno o el familiar que está compitiendo, mientras que el mutismo es absoluto si no reconocen al ciclista. Cuánta diferencia con el "venga chaval, que están ahí mismo", "eutsi hor", etc. etc. de las carreteras vascas. Hoy mismo lo he vivido. Ayer en cambio cuando un tal Niels Albert nos pasaba por encima la cosa cambiaba mucho. Tampoco viendo el terreno (exigua naturaleza y sosa orografía) alguien diría que es el caldo de cultivo de una supercantera, pero la más montañosa Valonia no tiene a un corredor realmente sólido desde Criquielion.
Disculpa que me haya salido del topic de Eritrea, aunque de algún modo seguimos hablando del aspecto social del ciclismo.
Un saludo

 
At 15 de junio de 2007, 2:15, Blogger Marco* said...

Hola!

Muchísimas gracias por los comentarios y las palabras de agradecimiento.

Roni:

Bonita la frase que has escrito. Un placer comprobar tu intervención a tantos kilómetros de distancia.


Ekimov:

No debes disculparte en absoluto, ya que además de tener la libertad para comentar lo que creas oportuno, independientemente de la temática, creo que indirectamente si está relacionado el comentario realizado.

La verdad es que no idealizo Flandes (me pregunto que conclusión te ha llevado a ello, ¿ciclo-cross?) pero bien es cierto que es el lugar europeo donde mayores opciones hay de que una prueba ciclista pueda paralizar la vida cotidiana de la localidad por donde transita o se celebra la competición.

A mi me gusta la pasión que enfocan hacia un ciclista en concreto. Hace no mucho tiempo aquí sucedía lo mismo, y habitualmente un ciclista con relativo éxito movilizaba tras de si a buena parte de sus vecinos. Incluso en alguna época más distante en el tiempo, el ciclismo se dividía entre "loroñistas" y "bahamontistas".

Aborrezco estas nuevas corrientes ciclistas que llevan a pasiones y odios sobre una misma persona dependiendo del maillot que vista.

De todas formas, y ya hablando más personalmente, por encima de todo me gusta la cultura ciclista, y ésta la encuentro en muchos y muy variados lugares. No me gusta animar como un autómata, sino que a través de mis palabras me gusta reconocer el esfuerzo que están realizando.

Me gusta ser comedido y rodearme de aquellos que también lo son, donde se conoce desde el primer ciclista hasta el último, independientemente de la procedencia o equipo al que pertenezca.

Por ejemplo en Igorre la temporada pasada, estaban en un lugar apartado viendo la prueba Danny de Bie y Hans Van Kasteren e iban desgranando y comentado lo que acontecía e incluso permitían puntualizar comentarios o introducir diferentes puntos de vista. Pero en ningún momento perdían la compostura cuando por delante de ellos pasaba alguno de sus pupilos.

Sin embargo en el Mundial, entre que la gente es muy aficionada a todo aquella bebida que tiene alta graduación y que parece que en citas como esa todo comportamiento está permitido, acabé totalmente desecantado con buena parte de los aficionados.

Y sencillamente en uno y en otro lugar, la procedencia de las gentes era la misma.

En Asmara sólo he estado una vez en mi vida, y posiblemente nunca más vuelva a visitarla. Vi una prueba ciclista por las calles, donde participaban unos ciclistas con incluso maillots de lana y cuyas bicicletas la mayor parte de ellas tenían cables de freno por fuera del manillar y calapies. Pero el griterío del gentío, y especialmente la sensación que quedaba en el rostro de las gentes una vez que habían pasado los ciclistas, me recordaba a un ciclismo que en el primer mundo estamos perdiendo.

Al ciclista siempre se le ha valorado y reconocido su esfuerzo. Creo que posiblemente esta cualidad ha permitido que el ciclismo culturalmente haya calado tan profundamente en las gentes de Euskadi. Hoy en día, no veo ese reconocimiento, sino que todo queda enmascarado y reducido a la posibilidad de un ciclista base todo aquello que realiza en la ingesta de sustancias prohibidas.

Por este motivo, incluso en Euskadi, la celebración de una prueba ciclista causa indiferencia entre cada vez más personas.

Un saludo!

 
At 15 de junio de 2007, 4:38, Anonymous Anónimo said...

El placer es mio, Marco... de leer y aprender de ciclismo. Un saludo!

 
At 15 de junio de 2007, 14:49, Anonymous Anónimo said...

Es cierto, que los vascos sacamos mas ruido, pero eso, en todas partes. Vete a Alemania, y si oyes a alguien hablar a gritos, es vasco, seguro. La diferencia en flandes, radica, en que para ellos, los corredores son asi, como semidioses. No importa la categoría a la que pertenezcan, que los aficionados los trataran, los miraran... como si fueran personas de otro planeta. En el País Vasco, como dice Marco se ha perdido esa esencia, hay afición, mucha y buena, pero ya no son Dioses, simplemente son ciclista, y eso en el mejor de los casos, por que para algunos, simplemente drogadictos.

 
At 16 de junio de 2007, 1:22, Anonymous Anónimo said...

Dos mínimas precisiones:

Zersenay Tadesse propiamente hablando no derrotó a Kenenisa Bekele en el mundial de Nairobi, sino que éste abandonó por problemas estomacales. Más bien le derrotaron sus problemas físicos al etiope.

El de Nairobi no fue el primer título mundial de la historia de Eritrea. En octubre pasado el mismo Zersenay ganó el título mundial de 20 kms en ruta en Hungría.

Espero que estas precisiones no molesten, porque no son sino simples matizaciones que no empañan el magnífico artículo.

 
At 16 de junio de 2007, 2:23, Blogger Marco* said...

Hola Garciarena!

Por supuesto que no me molestan en absoluto, y a continuación te comenteré la motivación que me llevó a escribir lo que señalas en las puntualizaciones.

Si considero que Tadesse fue el verdugo de Bekele a pesar de los supuestos problemas estomacales.

La carrera prácticamente era un mano a mano entre Bekele y Tadesse, con ventaja para el primero que se había escapado del eritreo. Tadesse aceleró el ritmo y le dió caza en incluso se fue de Bekele que no aguantaba el ritmo.

Más tarde se retiró y el comunicado oficial fue que se retiró por problemas estomacales debidos al calor y la humedad, que la verdad me chocó el motivo.

Siempre ha gozado de una impecable planificación cerebral de su carrera deportiva. Kenenisa Bekele tiene los diez títulos mundiales de cross en los últimos cinco años a base de dobletes ya irrepetibles –la IAAF ha eliminado del programa el cross corto–, y se cansó de asegurar que no volvería a correr un Mundial de cross. A la hora de la verdad, el emperador del atletismo etíope se presentó en Mombasa buscando su sexto título consecutivo y Tadesse se lo impidió.

Y sobre la otra cuestión, no guarda parangón alguno ser Campeón del Mundo de Cross en Mombassa (Kenia) en un duelo entre Kenia y Etiopía, que finalmente se resuelve con victoria para un atleta de Eritrea.

La disciplina de los 20 kilómetros en ruta era una prueba menor que no tuvo una gran repercusión comparativamente hablando con lo que sucedió en el cross, de ahí la omisión. De todas formas, para ser fiel a la realidad, el primer título es el de Debrecen, pero era la primera ocasión en que se disputaba una prueba de este tipo.

Un saludo!

 
At 18 de junio de 2007, 23:23, Anonymous Anónimo said...

Respecto a lo de los espectadores en el ciclismo ¿No os da la impresión de que en las pruebas de Francia sin haber multitudes siempre hay presencia constante a lo largo de todas las etapas (Sobre todo en las cimas de los puertos)?

Me ha dado esa impresión este año viendo la Paris Niza y el Dauphine

Por otro lado, y saliendome del todo del tema y volviendo al ciclismo femenino tras haber seguido a medias la Bira de chicas ¿Créeis que de aqui a poco tiempo Ana Garcia Antequera será la corredora española mas destacada por encima de la propia Maribel Moreno?

Gracias (Pico del Aguila)

 
At 19 de junio de 2007, 16:53, Anonymous Anónimo said...

Hola Pico!

El público francés por lo general siempre me han parecido un tanto anodino, sin tener la posibilidad de catalogarlos con alguna etiqueta. También me he fijado en lo que comentas, y da la sensación de ser un público fiel, pero en general me descuadra el sentir francés por el ciclismo.

Sobre Ana Belén García Antequera te comento un detalle y es que su compañera de equipo, Maribel Moreno Allue está sorprendida (a la vez que "celosa") de sus maneras para la escalada. Es más, vió que con ella no podía cuando se ascendía en carrera, especialmente en la prueba previa de Durango. Este equipo puede ser "una bomba de relojería", ya que hay mucho gallo para tan poco corral.

De todas formas le falta experiencia, cosa que si tiene Maribel Moreno.

Pienso que en aquella escalera que hablábamos en su día para sustituir a Somarriba y Ruano, han recogido el testigo Moreno e Iturriaga, y tras éstas interpreto que pueden venir Ana Belén García Antequera y Belén López Morales, que intuyo que el año que viene dará un salto de calidad puesto que finaliza este año su carrera universitaria (creo que dijo Juan Carlos Martín que no irá al Giro de Italia puesto que le coinciden con los últimos exámenes).

Una con perfil destacado para la escalada, la otra con una cualidades más "todoterreno". También habrá que ver como sale Ana Sanchís Chafer de los problemas que ha tenido en las últimas fechas. Ellas tres son las que en teoría más cosas dirán en el ciclismo femenino español en un futuro no muy lejano.

Un saludo!

P.D.: Mi cuenta de correo no me permite enviar ningún e-mail. Espero encontrar una solución a la mayor brevedad posible, pero ya llevo días con este problema.

 
At 19 de junio de 2007, 18:45, Anonymous Anónimo said...

Lo de los "celos" no me extraña nada conociendo como se las gastan muchas mujeres ciclistas de este país, y viendo el cómodo pedestal en que la Moreno ha estado los últimos tiempos.

En prensa local le llevo leyendo acerca de la preparación de cara a ganar puntos para Pekín casi desde el pasado otoño, y mira que ha habido pruebas en el mundo desde entonces para hacer algo más que prepararse para ello en un calendario demasiado comodo hasta el Tour de L'Aude

Saludos! (Pico del Aguila)

 
At 22 de junio de 2007, 1:01, Blogger Xabi said...

En cuanto al aspecto sociológico del ciclismo que estamos tratando, aún con el riesgo de caer en generalizaciones simplistas, me agustaría añadir algún comentario:
Una vez escuché que el ciclismo en Francia era un deporte de viejos. Sin ejecutar análisis riguroso alguno, la percepción es que resulta cierto a todos los niveles, desde rodando en carretera (abuelas en bicicleta con maillots de Poulidor y relativamente poca gente joven) como en la cuneta esperando al pelotón. Quizá tenga el factor edad que ver tanto con la fidelidad como con lo 'anodino' de su comportamiento. A mi entender es un público sobrio, sin excesos, pero cumplidor y reconocedor del esfuerzo del ciclista, porque lo conoce en sus propias carnes.
Marco*, no veo reñido guardar la compostura con poner énfasis en animar a los participantes. No me interesan los aficionados estoicos, sí los correctos y si son versados en la materia, bendito sea el Señor. Creo que podemos estar de acuerdo. Sólo comentaba que hay cierto paralelismo en las culturas ciclistas vasca y flamenca (¿debido a ser sociedades muy trabajadoras y basadas en el esfuerzo?), pero el modo de animar en cada uno de ellos, a riesgo de columpiarme, refleja el individualismo de los miembros de una sociedad (Flandes) o el alto grado de colectividad que necesitan los vascos. Ahora bien, no esperen lecciones de metafísica en las cunetas. Ya sólo el común modo de chillar a grito pelado al interlocutor próximo da una idea del perfil primario del asistente tipo a una carrera estándar independientemente de la latitud.
Es agradable leer que en lugares como Eritrea se conserva aunque sea en decadencia la alegría y jolgorio inocentes del paso de la serpiente multicolor. O me estoy haciendo viejo, o nosotros también estamos perdiendo la ilusión. ¿Quién no se ha sentido parte de la mística esperando durante horas y horas al efímero paso de los astros del pedal en el Tour?.¿A quién no le temblaron las rodillas cuando Laiseka estaba cerca de coronar en Luz Ardiden, o cuando Miguel pasaba majestuoso en su humildad? En los últimos años las cunetas se han visto superpobladas de elementos indeseables (los futboleros se decia, con cierto "racismo" que comparto), que cargados de calimocho lanzan improperios a absolutamente todos los corredores, profesionales o simples aficionados, que suben los puertos. No sé si la máxima de "cuanto peor, mejor" podría ser válida, en caso de desaparecer el "efecto Euskaltel", al Tour sólo acudieran los que de verdad aman la carrera y no los que buscan la juerga alternativa. Ya no nos quedan ni los eritreos... ;-)
Después de irme por los cerros de ya saben donde, tengan salud y kilómetros.

PS: acabo de llegar a Euskadi y veo una parodia de un conocido programa de etb2 sobre la EPO. Un tanto sobrado.

 
At 26 de junio de 2007, 1:20, Anonymous Anónimo said...

Hola Ekimov!

Muy interesante tu intervención.

Público francés: Alguien también me dijo en una ocasión que era un público aburguesado en relación a lo que comentas de la edad.

Compostura: Independientemente de cual sea el tipo de comportamiento, ya que no hago comentario sobre este aspecto con intención de confrontarlos, sino que expongo por cual guardo predilección, creo que todos tienen que tener un denominador común que es el respeto por el ciclista.

No pretendo generalizar, pero en ocasiones dentro de una masa anónima, aquellos que desaforadamente gritan lo hacen con la premeditación de llamar la atención de una u otra forma, en ocasiones perdiendo la esencia de lo que sus palabras de ánimo deben significar. Especialmente sucede esto, en el Tour de Francia, en carreras menos masificadas no suele suceder.

Cultura ciclista vasca: En cierta ocasión presenté una tesina que además me sirvió para dar varias conferencias al respecto sobre este tema. La mayoría de los deporte, o al menos las legislación de estos, tiene una procedencia anglófona. Circunstancialmente también Euskadi ha sido cuna de nacimiendo de diferentes deportes, que curiosamente todos guardan un denominador común y diferenciador de los deportes ingleses, y es que la práctica deportiva autóctona vasca procede del trabajo de sus gentes. Así, a modo de ejemplo, las competiciones de traineras tienen su origen en la rivalidad surgida por llevar el pescado en primer lugar a las lonjas del puerto para su posterior venta.

El ciclismo evidentemente no surge en el territorio de influencia vasco, pero el uso de la bicicleta si fue masivo en una época en la que servía como vehículo de transporte mayoritario, especialmente para poder desplazase a los lugares de trabajo. En ese pedalear diario unos y otros, trabajadores todos, veían como para algunos pedalear era mucho más fácil que para otros, y contemplando la suficiencia con la que ascendían las diferentes carreteras, eran animados a que intentaran probar fortuna en el ciclismo de competición.

Una época, en la que los aficionados se identificaban con los ciclistas, y lo admiraban ya que habían visto paso a paso el proceso de va desde compartir puesto en una cadena de trabajo en una factoría a contemplarlo ganando carreras ciclistas de pedigrí.

De todas formas, el ciclismo evoluciona a la vez que el desarrollo social, y quizá en países atrasados social e industrialmente como Eritrea todavía podamos ver algunas trazas de lo comentado.

Un saludo!

 

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