6 de febrero de 2008

El Dr. Honorio y Mr. Seco

A lo largo de las últimas décadas, en el sombrío panorama en el que se había sumergido el ciclo-cross nacional, la figura de David Seco Amundarain era, sin duda alguna y por encima de cualquier otra, la referencia.

El singular ciclista de Busturia, próximo a cumplir los 35 años (17 de Marzo de 1973) es de los pocos ciclistas que provocan una serie de sentimientos antagónicos, que sin lugar a dudas, no dejan indiferente a nadie.

Estableciendo un sórdido paralelismo, su figura evoca a la extraña relación, entre el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde, alegoría moral en forma de historia de misterio, escrita por Robert Louis Stevenson en 1886, bajo el título de "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde".

Esta novela, que entra dentro de las obras catalogadas como de obligada lectura, se ha convertido en una pieza de referencia dentro de la cultura occidental, al reflejar el conflicto interior del ser humano entre el bien y el mal. Los dos extremos, el de lo bueno y el de lo malo, conviviendo dentro de una misma persona.


Siendo, David Seco desde sus inicios en esto del ciclismo, un corredor más destacado en el ciclo-cross que en la carretera por todas aquellas categorías por las que ha pasado, decidió llegado a la categoría amateur volcar todos sus esfuerzos en la ruta en detrimento del ciclo-cross. Su realidad ciclista, con el suceder de las temporadas en la categoría amateur, lo encaminó hacia el ciclo-cross de forma definitiva y por ello se ha dado a conocer, con nombre propio, en el mundo de las dos ruedas.

Es admirable y digna de mención la arriesgada apuesta que hizo en su día. No se conformó con la práctica autómata de una especialidad ciclista en decadencia. Eran tiempos donde, empleándose con un mínimo de interés, se abría la posibilidad inexorable del lucimiento personal. Sin embargo, y de forma determinante, fue un paso más allá. Encaminó nítidamente su objetivo hacia la búsqueda de una formación que pudiese llevarlo a las cotas más altas que el ciclista estuviese en disposición de alcanzar.

De la mano de Paul Herijgers se inició en la preparación consecuente y científica de la especialidad, cuando en el territorio nacional, la preparación en materia de ciclo-cross iba por otros derroteros bien distintos.

De ninguna manera fueron fáciles las estancias lejos de su numerosa familia, dedicadas por y para el aprendizaje de la especialidad. Incluso los suyos, en un principio, no veían con buenos ojos la determinante apuesta en la que el ciclista de Busturia se había embarcado. Sus estancias en Bélgica, suponían un gran esfuerzo en muchos sentidos, pero sirvieron con la constancia y el paso de los años para señalarlo, como el ciclista más avanzado en el conocimiento y preparación de un deporte como el ciclo-cross en el territorio nacional. Y eso de partida, ya era una enorme ventaja, plasmada posteriormente en un incontestable dominio, que le ha reportado una ingente cantidad de victorias y títulos a lo largo de los últimos años.

Ventaja, que indiscutiblemente perdura en el presente, y de esta forma, en la actualidad rivaliza con ciclistas como Javier Ruíz de Larrínaga, ciclista que sencillamente carece de un mínimo de técnica impidiendo tal circunstancia que el ciclista de Amézaga de Zuya pueda estar más cerca o superar a rivales físicamente inferiores, o como Unai Yus, el otro ciclista alavés, que consciente de la imperiosa necesidad de invertir en la preparación técnica de la especialidad, se emplea en la tarea, aunque para ello se sirva de preceptos un tanto en desuso y con una base empírica que no siempre canaliza en su propio beneficio, como sería deseable.

En esta escala gradual de los ciclistas que rivalizan geográficamente con David Seco, el ciclista de Busturia está por encima de todos ellos. Sólo el cántabro Isaac Suárez, al igual que hizo el vizcaíno en su día, ha adoptado la postura de, bajo la batuta un preparador cualificado, invertir en la mejora fehaciente de su preparación.

David Seco, con unas pautas definidas que repite de forma mecánica para evitar la improvisación, con un enfoque en la que una acción determinada debe desembocar en una reacción conocida, y con una preparación más eficiente en la que no desdeña pequeños aspectos que otros ignoran deliberadamente, tiene la base para ser sencillamente el mejor especialista nacional.

Ante la profesional figura del ciclista, uno puede pensar que en las competiciones nacionales se establecen dos carreras diferentes dentro de una misma. La de un triunfante David Seco, por un lado, que compite contra si mismo, y por el otro lado, la del resto de rivales, que pugnan entre si, por el segundo peldaño del podium. Hasta no hace mucho esto era una realidad, y sus competiciones se contaban por victorias.

Pero no es oro todo lo que reluce y no son pocos los argumentos que lastran esa buena dispoción que tiene a la hora de enfocar la especialidad. En las últimas cuatro temporadas, tan sólo en una ocasión tuvo la oportunidad de alzarse con la victoria en el Campeonato de España, cuando en las anteriores cinco ocasiones siempre había sido el ciclista que había levantado los brazos victorioso.

Emocionalmente no es un ciclista estable. Los conflictos intra e interpersonales han mellado en su rendimiento, así como otra serie de parámetros psicológicos que intervienen en la actividad física del deportista.

No ha sabido desarrollar una capacidad de concentración durante la competición, y no ha incidido en entrenar las habilidades para el control emocional, que en su caso se antojaban totalmente necesarias. No posee autoconfianza y tal circunstancia no contribuye a crear una suficiente autoestima, al tener dificultades para controlar su ansiedad y sus miedos. Carece de la sensatez idónea para establecer sus metas y objetivos dentro de la realidad ciclista en la que se encuadra, y por todo ello, en el confluir de emociones tiene su talón de aquiles.

Por si esto fuera poco, la grave lesión sufrida la temporada pasada, y los problemas físicos con los que inició la temporada que recientemente acaba de finalizar, contribuyen a dejar al descubierto unas carencias, que de otro modo ocultaría tras su innegable despliegue de recursos técnicos.

Unas habilidades adquiridas con su constancia y entrenamiento que siempre lo van a situar por delante del resto, cosa que sin embargo no sucede con su condición física, ya que irremediablemente, el tiempo pasa. Hoy es el día, en el que entre los cincuenta primeros clasificados de la Unión Ciclista Internacional, son únicamente dos, los ciclistas que lo superan en edad. Los ciclistas en cuestión responden al nombre de Erwin Vervecken y Richard Groenendaal, ciclistas ambos con más pasado que futuro, que son la clara muestra de que el paso del tiempo pasa factura a todo el mundo.

Así de esta forma, pensar en que David Seco Amundarain vuelva a mostrar la condición física y sus prestaciones ciclistas de hace un quinquenio, es una utopía, puesto que ni tan siquiera los mejores ciclistas del mundo son capaces de hacerlo, y evidentemente no pertenciendo a esa reducida élite mundial, como es el caso del ciclista vizcaíno, es más complicado imaginarlo.

"Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite" decía el Dr. Henry Jekyll en uno de los pasajes de la obra, y sin lugar a dudas, dicha frase podía hacer propia el ciclista de Busturia. No ha sido nada sencilla la temporada, recientemente concluida, que el ciclista ha tenido que soportar y al no existir el parapeto de los resultados, se ha visto en una incómoda y desconocida situación, en la que los focos ya no se centraban en su figura. Desde el año 1996, que se dice pronto, el ciclista siempre que había participado en los Campeonatos de España, había acabado subido en el podium.

De ser el único referente a ser uno más en el panorama nacional, y como habitualmente se acostumbra a hacer leña del árbol caído, no han sido pocos los que han aprovechado para saldar cuentas pendientes con el ciclista de Busturia.

Desgraciadamente, pocos son los que se detienen a pensar que vengándose, se igualan a su enemigo; y perdonándolo, se muestra superior a él. Ha sido un ciclista que conscientemente se ha granjeado no poca animadversión dentro del beligerante panorama del ciclo-cross nacional. Altanero, altivo, soberbio, orgulloso, engreído, prepotente y egoísta no ha querido nunca detenerse en indentificarse mental y afectivamente con sus rivales nacionales, así como jamás ha interpretado la obligación del deportista de élite de devolver el cariño y las atenciones que los aficionados le han dedicado con sus ánimos.

Tenía todos los argumentos necesarios para ser la persona más estimada del ciclo-cross nacional, sin embargo, quien siembra vientos recoge tempestades, y en los momentos en los que más necesita el apoyo del público, éste ha mirado, y no sin motivo, para otro lado.

La temporada la ha despedido antes de lo que hubiese deseado, quedando fuera de la selección nacional, además, despachándose a gusto en los medios de comunicación contra aquellos a los que juzga como reponsables de su ausencia en Treviso. No le falta razón en su alegato aunque para ello se sirva incorrectamente de medias verdades, pero, sinceramente cuando se pide solidaridad para uno mismo, la perspectiva hace que el discurso pierda mucha fuerza.

Sin lugar a dudas, volverá la temporada que viene con intenciones de resarcirse. Un año, que tendrá una de las más interesantes incógnitas a despejar, en ver y conocer al nivel al que es capaz de rendir el ciclista de Busturia. Pero eso será dentro de muchos meses. Ahora es tiempo de limpiar a fondo las bicicletas y disfrutar del merecido descanso de una temporada recién concluida.

Fotografía: Igor Juez Elgezua

Etiquetas: ,

1 de febrero de 2008

Faltaba un kiwi

Una costumbre, que se puede considerar como habitual, en aquellas personas que disfrutan con el ciclismo, especialmente cuando la climatología no acompaña, suele ser la de visionar en la televisión pruebas ciclistas. Imágenes de un pasado reciente o no, que por uno u otro motivo, resultan gratificantes volver a contemplarlas.

Michel Musschoolt es una de esas personas que acostumbra a hacerlo. Especialmente cuando llega el invierno y tiene la oportunidad de compartir con alguien que lo aprecie, momentos que pertenecen al pasado. De entre todas las imágenes de su videoteca, hay una que guarda con un cariño diferente al resto.

Es una vieja grabación sin sonido y con el inequívoco aroma que destila el pasado, entrañable y nostálgica. Data del 18 de Febrero de 1979 y tiene como escenario la localidad guipuzcoana de Villafranca de Ordicia. En aquella mañana, de hace casi treinta años, en el municipio que pasó a denominarse Ordizia a partir de 1982, se disputaba el primer Campeonato del Mundo de Ciclo-Cross para la categoría Junior.

En aquella prueba, Jose Ignacio "Iñaki" Vijandi Martínez se proclamaba vencedor mundial, y un joven recién llegado al mundo del ciclismo, llamado Jokin Mújika Aramburu alcanzaba una meritoria quinta plaza, pese a sufrir dos saltos de cadena en momentos clave de la carrera. El circuito, totalmente embarrado, venía como anillo al dedo para las condiciones de un ciclista como Vijandi, ya que cuando hubo que echarse la bicicleta al hombro, marcó unas claras diferencias con respecto a sus rivales.

Mediada la carrera, la victoria ya parecía que iba a caer del lado de Iñaki Vijandi. Especialmente cuando su más enconado rival, el alemán Heinz Matschke, mostraba síntomas visibles de flaqueza. Los aficionados locales se mostraban entusiasmados con la actuación del debutante Jokin Mújika, puesto que retrasado en los primeros compases de la carrera debido a un inoportuno problema en la cadena apenas dada la salida, fue remontando posiciones a lo largo de toda la competición, aunque en las postrimerías de la prueba, volvió a encontrarse con el infortunio, y finalmente tuvo que conformarse con una excelente quinta plaza.

Iñaki Vijandi obtuvo una brillante victoria y Heinz Matschke tuvo que conformarse con la medalla de bronce. En medio de ambos, y con un minuto de distancia del vencedor, entró Bart Musschoolt, un ciclista belga que fue una de las sorpresas de la jornada.

Para Michel Musschoolt ver aquella actuación de su hermano Bart es algo muy especial. Del mismo modo que para toda su familia. En la señalada fecha del 25 de Diciembre del año 2006, las imágenes eran de obligada visión, dado que toda la familia estaba reunida, además en compañía de un invitado de excepción, que no era otro que Kashi Leuchs.

Kashi Leuchs es un ciclista que nació un 30 de Junio de 1978 en Dunedin (Nueva Zelanda) aunque ahora tiene fijada su residencia en Annecy (Francia). Su carácter inquieto y aventurero hace que tan pronto uno pueda encontrárselo pedaleando por las Alpujarras granadinas, tras rendir visita a Mr. 23 (Martin Whiteley), ascendiendo el Monte Grappa en el Véneto italiano o rodando por los alrededores de Münich, dado que su padre es alemán y allí tiene un buen número de familiares.

Pertenece al equipo Cannondale-Vredestein siendo uno de los ciclistas más conocidos dentro del mundo de la bicicleta de montaña. Este año ha decidido no competir a lo largo del período invernal, y la localidad de Banyoles (Girona) será aquella que vea como regresa a la competición el próximo 17 de Febrero, tras unos meses de voluntaria inactividad competitiva, en los que ha descansado y se ha preparado sin incluir competición alguna dentro de su puesta a punto.

El año pasado no sucedió lo mismo. La insistencia de Michel aquellas navidades y las preciosas imágenes que tuvo la oportunidad de ver, en su periplo belga en la casa de los Musschoolt, le llevaron a tomar la decisión de participar en los Campeonatos del Mundo de Ciclo-Cross que se celebraban cinco semanas más tarde en Hooglede-Gits (Bélgica).

Kiwi es cualquiera de las especies de pequeñas aves no voladoras nativas de Nueva Zelanda pertenecienes al género Apteryx. Criaturas tímidas y nocturnas, con un sentido del olfato muy desarrollado. A pesar de ser un ave, es incapaz de volar ya que no tiene quilla en el esternón para anclar los músculos de las alas y casi ni las alas tan siquiera. Tiene un plumaje muy típico, y es que por razones evolutivas y de adaptación al ecosistema, los plumones no han llegado a la etapa de verdaderas plumas, adoptando el característico y curioso aspecto de suaves cerdas como plumaje.

Ese aspecto, fue el que hizo que una fruta llamada actinidia, originaria de las laderas del Himalaya, fuese denominada kiwi, cuando hace más de un siglo fue introducida en Nueva Zelanda, siendo ahora muy popular su consumo.

Cabe resaltar que el nombre kiwi deriva del sonido que produce el macho, "kee-wee, kee-wee". Es una voz maorí, idioma del pueblo homónimo de linaje malayo-polinesio que colonizó Aotearoa antes del arribo de los europeos a la "tierra de la larga nube blanca". El nombre que utilizaron los europeos para denominar a estas tierras, Nueva Zelanda, viene del territorio neerlandés de Zelanda, que viene a significar "tierra de mar". A día de hoy, tanto Aotearoa como Nueva Zelanda son las dos denominaciones oficiales del país.


Para los maoríes, y por extensión para todos los neozelandeses, es un honor que se les denomine o les llamen kiwi a los hombres, debido a que lo traducen como "buen padre", debido a que en este tipo de aves, son los machos los que se dedican al proceso de la incubación de los polluelos, siendo incluso capaces de inmolarse por defenderlos.

Siendo Kashi Leuchs un ciclista de tan exótica procedencia, una especialidad ciclista tan amarrada a la tradición europea como el ciclo-cross era desconocida para él. Sin embargo, siendo fiel al peculiar sentido aventurero del que presumen, y con razón, los neozelandeses, decidió embarcarse en la aventura.

Una experiencia, que le iba a reservar un pequeño espacio dentro de la historia, la de ser el primer "kiwi" que tomaba parte en un Campeonato del Mundo de Ciclo-Cross. Cannondale le proporcionó el material necesario para participar, ya que el ciclista desconocía que se hiciesen necesarias varias bicicletas, y gracias a los consejos de Michel, fue introduciéndose en el ciclo-cross a marchas forzadas, y sin dejar en ningún momento de lado su preparación enfocada a la temporada veraniega de Mountain Bike.

Por todo ello, en poco menos de un mes no se podían obrar milagros, ya que la decisión de participar fue poco más que una decisión improvisada en busca de una nueva experiencia deportiva. Participó en un par de carreras locales, y se puso como meta de cara a la cita mundialista no finalizar la prueba doblado por la cabeza de carrera.

Para alguien neófito en el mundo del ciclo-cross y especialmente en un evento tan importante dentro de la región geográfica que más vive esta especialidad ciclista, todo es soprendente. Las sensaciones percibidas a través de la pantalla de una televisión, no son comparables a las que uno percibe cuando es el protagonista. Con los ojos bien abiertos a todo cuanto acontecía a su alrededor, le llamó poderosamente la atención, el estado de embriaguez en los que buena parte de los 30.000 espectadores presentes estaban sumergidos, así como las coloristas identificaciones, con disfraces y diferentes enseñas, que servían para proclamarse seguidor de un determinado ciclista o grupo de corredores.

Michel llamó a un amigo suyo, Vincent y ambos actuaron como mecánicos para Kashi, formando tan distinguido trío, la delegación de Nueva Zelanda en los mundiales de ciclo-cross. A diferencia de otros acontecimientos ciclistas de relevancia en los que había participado Kashi anteriormente, en Hooglede-Gits salía sin presión alguna, simplemente con la intención de disfrutar de la prueba y sentir en su propia piel, aquella pasión por el ciclo-cross que le mostraba la familia Musschoolt cuando contemplaban las imágenes de Bart en Villafranca de Ordicia.

Salía el último, dado que no tenía ningún punto en la clasificación de la Unión Ciclista Internacional, pero poco le importaba. Se pasó toda la prueba adelantando a corredores, finalizando en la trigésimo novena posición final, a poco más de siete minutos y medio del vencedor. Entró con una sonrisa en la boca tras conseguir el objetivo que se había marcado, y por la euforia que supone para un ciclista ver como sucesivamente va adelantando rivales.

Al ver las clasificaciones junto a Michel y Vincent, se mostraba contento por haber tenido la posibilidad de finalizar la prueba por delante del sueco Fredrik Ericsson o de buena parte de los componentes del equipo americano, como Eric Tonkin, Barry Wicks o Tristan Schouten. Miraba la clasificación, señalando con incredulidad como un ciclista japonés se había clasificado por delante de él, y Michel le hacía ver, que clasificarse por delante de ciclistas habituales en la disciplina como Isaac Suárez o Wilant Van Gils, para un ciclista que desconocía como cargar la bicicleta al hombro y que incluso se despistaba al cambiar de bicicleta dentro del control de material, es como para estar algo más que satisfecho.

En Treviso no estaba presente, quería descansar después de muchos años de competición continua en uno y otro hemisferio. Pero tras pasar sus navidades en Brujas (Bélgica) no quiso dejar la oportunidad de acercarse a Hofstade, a ver una prueba de la Copa del Mundo de Ciclo-Cross en compañía de su amigo Michel. En esta temporada, donde la extensión y popularidad del ciclo-cross también se ha hecho evidente, ganando adeptos en no pocos rincones del planeta, faltaba un kiwi. Esperemos que algún día el ciclo-cross internacional vuelva a contar con tan exótica presencia.


Etiquetas: , , , , , ,