25 de julio de 2007

Dándoles la razón

Leer la prensa en el segundo día de descanso del Tour de Francia acostumbra a ser un ejercicio de reflexión de lo acontecido hasta el momento con el añadido de las elucubraciones de lo que pueda suceder en lo que resta del Tour.

En los periódicos todo son dudas, pero al contrario de lo que se pueda pensar, nada tienen que ver con la lucha deportiva entre aquellos ciclistas que serán protagonistas en los próximos días. Dudas que apuntan y señalan a un ciclista, que evidentemente no pasa desapercibido. Se trata del maillot amarillo, el líder de la prueba.

El periódico de la prueba, L´Equipe, es el primero en señalar las dudas que genera el ciclista. Sus reticencias a firmar la carta antidopaje de la UCI, no informar sobre su localización y no estar presente en dos controles antidopaje los días 6 de mayo y 29 de junio tienen la culpa de que el periódico francés lo señale sin contemplaciones.

Su reclusión ciclista en México, el silencio de todo lo que rodea al ciclista danés y a su respectivo equipo, y su exclusión del equipo nacional de Dinamarca aumentan la motivación del diario a la hora de enmarcar en el disparadero al rubio ciclista.

Su sensacional contrarreloj de Albi no resulta creíble para el diario galo, especialmente con el agravante, de que el ciclista danés reconocía no haber hecho nada para mejorar sus prestaciones contra el crono. Al día siguiente, escaló más rápido que Lance Armstrong hasta la cima de Plateau de Beille. Más leña al fuego. Otro danés, como aquel llamado Bjarne Riis que en 1996, era verdugo de Miguel Indurain. Fatales coincidencias.

L´Equipe sentencia que las últimas doce ediciones del Tour de Francia están en entredicho. Desde el fin del reinado de Miguel Indurain los ciclistas que se auparon a lo más alto del podium están bajo la sombra de la duda. Bjarne Riis, Jan Ullrich, Marco Pantani, Lance Armstrong y Floyd Landis han sido lo ciclistas vencedores desde entonces. Con la probable victoria de Michael Rasmussen, L´Equipe también se anticipa a señalar que no será un buen vencedor del Tour de Francia.

L´Equipe no se recata al señalar que Rasmussen es un ciclista molesto para este Tour de Francia. La vorágine causada por la puesta en conocimiento público de que el ciclista esquivaba a los controladores antidopaje de la UCI hacía necesario que Rabobank, el equipo al que pertenece, no lo hubiese alineado. Y por si fuera poco, también aparece reflejado como la UCI le ha abierto una investigación por una supuesta implicación en un caso de tráfico de hemoglobina sintética desvelada por uno que dice ser amigo de Rasmussen, cuando el danés surcaba las montañas fuera del asfalto como profesional del Mountain Bike.

Siempre se ha hablado del chauvinismo francés y de los diferentes intentos de desestabilización de aquel que sustentaba el maillot amarillo sobre sus espaldas, especialmente si su procedencia, como es habitual en las últimas décadas, no corresponde a un corredor galo. Pero el periódico oficial de la prueba, ya deja a un lado las suspicacias o los rumores entre tinieblas, y carga con dureza y sin miramientos contra el ciclista danés.

Y si el periódico oficial arremete contra el ciclista, el resto, de una u otra forma, van en la misma línea. En Alemania, las cadenas públicas ARD y ZDF (algo así como La Primera y La 2 en España) decidieron hace días dejar de retransmitir el Tour de Francia.

Quienes comparten pelotón con él, también lo señalan. David Millar entiende que merece ser sancionado al ignorar las advertencias de la UCI y otros directores, señalan que gracias a esquivar esos controles, no se sabe de la existencia de Rasmussen antes del Tour, y sobre él, circunstancia que alimenta la sospecha.

No creen en el ciclista que utilizaba zapatillas de un número menor para reducir el peso de su equipamiento. Del ciclista que se rapaba el pelo y huía de medallas pseudoreligiosas o familiares en el cuello para reducir gramos innecesarios a la hora de ascender las cotas alpinas y pirenaicas.

El público en general desea un ciclismo creíble, y la figura que encarnaba los valores del aficionado galo, estaban siendo representados por un ciclista kazajo de nombre Alexandre Nikolaevich Vinokourov. Siempre sincero ante los micrófonos, a diferencia del líder de la prueba, que no habla si Harro Knijff, su abogado, no está presente. Noqueado por la desgracia, nunca deja de golpear mientras permanece en el cuadrilátero. Rodillas cosidas y despellejadas que nunca piensan en abandonar. Era el corredor más admirado en Francia, el candidato deseado por los aficionados. El ejemplo orgullo y de ciclista de otros tiempos que dejaba a los aficionados con ese sabor de realidad que tanto ansían.

Desde ayer sólo es un ciclista que traicionó las ilusiones de muchos aficionados al ciclismo que veían en él un ciclista ejemplar, cuando en realidad utilizaba peligrosos sistemas de transfusión homóloga, que lo han llevado a dar positivo y abandonar la prueba. Otro motivo más para dudar. Una nueva razón para no creer.

Quizá, ante la actitud reprochable de los medios galos o alemanes, sembrando dudas por doquier y tomando decisiones desmedidas, la sucesión de acontecimientos que se producen en el ciclismo, nos lleve a darles razón.

17 de julio de 2007

Del ciclismo a la F1

La pequeña localidad alavesa de Durana es bien conocida en el mundillo ciclista. Enclavada sobre una pequeña elevación del terreno (541 m.) en la parte más meridional del municipio de Arrazua-Ubarrundia, formando parte ya de la Llanada Alavesa, se encuentra tan sólo a 6,5 kilómetros del centro de la ciudad de Vitoria-Gasteiz.

Muchos son los nexos de unión de esta localidad con el ciclismo a pesar de contar tan sólo con 325 habitantes. Pero fundamentalmente la figura de Eusebio Vélez de Mendizábal y su desaparecida prueba de Ciclo-Cross Internacional han dado a la pequeña localidad un lugar en el panorama ciclista internacional.

Eusebio Vélez de Mendizábal, cuyo apellido da nombre a las conocidas bicicletas de la marca “Mendiz”, fue un ciclista profesional entre los años 1958 y 1969, siendo componente de uno de los equipos míticos del ciclismo español como fue el todopoderoso Kas. Subió en un par de ocasiones al podium final de la Vuelta a España, además de vestir el maillot de líder en diferentes ediciones e incluso obtener un triunfo de etapa.

También, coronando la pequeña localidad, se encuentra la Ikastola Ikasbidea Iturribero, lugar donde estudiaron y dieron sus primeras pedaladas ciclistas que alcanzaron el profesionalismo como Joseba Beloki Dorronsoro, Aitor Quintana Zárate o Unai Yus Querejeta. Incluso una edición del Campeonato de España de Ciclismo en Línea para profesionales tuvo la localidad de Durana como protagonista, dado que el club ciclista local, la Peña Ciclista Durana organizaba la prueba. Conmemoraban las bodas de plata de la agrupación, aunque finalmente la meta tuviese como escenario Vitoria-Gasteiz, debido fundamentalmente a cuestiones publicitarias. En aquel 24 de Junio de 1990, Laudelino Cubino se adelantaba al sprint al local Francisco Javier Mauleón dejando el tercer escalón del podium para Miguel Indurain.

Desde la autovía A-1 se divisa claramente la localidad, que aumenta de tamaño al unísono de las devastadoras construcciones inmobiliarias que están sufriendo las localidades cercanas a la capital alavesa. Dicha autovía, sirve de muro artificial que separa las localidades de Durana y Vitoria-Gasteiz. Y desde esa perspectiva y en una de esas casas clónicas, reside uno de sus más brillantes vecinos, que evidentemente, como no podía ser de otra forma, es ciclista.

Su nombre es Natanael Ayllón Rozas y nació un 20 de Diciembre de 1984. Fue uno de los mejores ciclistas juveniles de su generación en Euskadi, algo que hizo que el equipo Caja Rural de Navarra pusiera sus ojos en él. Más tarde, militó en el equipo Cafés Baqué, donde fue durante buena parte de la temporada líder del prestigioso Torneo Lehendakari. Luego vistió los colores del Gráficas Ona, y como el equipo navarro titubeaba en su continuidad, en el año 2006, vistió el maillot verde del equipo guipuzcoano Bidelan-Kirolgi.

En este año 2007 ya no lo hemos visto en el pelotón, y es que ha cambiado de deporte. Es un buen ciclista, pero aún es mejor estudiante. Es Ingeniero de Telecomunicaciones, y se ha convertido en el representante español que optará, entre otros jóvenes, a hacerse con la beca de la Academia Altran de Ingeniería.

Stefano Raganella (Italia), Gabriel Eduardo (Brasil), Josef Dubsky (República Checa), Carl Andrew Gilkeson (Reino Unido), Fabien Del Rio (Francia), Thomas Gischkat (Alemania) son los otros aspirantes a la beca, siendo de entre todos ellos, Natanael el más joven.

El próximo día 30 se decidirá en Enstone (Reino Unido) el ganador final. Éste trabajará durante seis meses en el departamento de I+D+I del ING Renault Fórmula 1 Team.

El Grupo Altrán, lleva cuatro años celebrando la atractiva beca, junto con Renault. La Academia Altran de Ingeniería convoca a estudiantes de últimos cursos de ingeniería o recién licenciados, que deben presentar un proyecto sobre innovación tecnológica. Altran premia al vencedor final con la oportunidad de trabajar para Renault, siempre con el apoyo de un consultor. El galardón también le proporciona alojamiento gratis en Oxford -allí vivía el piloto Fernando Alonso antes de su pase a McLaren Mercedes-, un vehículo de la marca francesa y un sueldo "interesante". No es de extrañar que anteriores ganadores del evento, entre los que se encuentra el español Isaac Prada -en 2005- afirmen que esta experiencia marcó "un antes y un después" en sus carreras profesionales.

Habitualmente llamado en el pelotón por el apodo de “Nata”, ya que su poco frecuente nombre bíblico, Nathanael (Dios ha dado), era excesivamente largo para pronunciarlo en su totalidad, especialmente si el momento era agonístico, estudió en la Escuela de Ingeniería de Bilbao. Ahora está más cerca de este gran premio, y no oculta que llegados a este punto, puede pasar cualquier cosa. El pasado 3 de julio se ganó al jurado español con su proyecto de “Mejora en las comunicaciones a través de la unificación de señales”. El trabajo, con el que se impuso a otros tres candidatos, se basa en la unificación de todas las señales de comunicaciones y telecomunicaciones para así minimizar el ancho de banda necesario y disminuir el consumo de energía de la batería del automóvil.

Llama la atención que la mayor parte de sus rivales, vienen de campos como la aerodinámica y la dinámica de los vehículos, siendo su materia la electrónica.

Siempre le recomendaban que dejase de pedalear en bicicleta, y como le aconsejaba su antiguo director en Caja Rural, Oscar Guerrero, que dejase de perder el tiempo con la bicicleta y se centrase en sus estudios.

Él, menos vehemente que el ahora director del Fuerteventura-Canarias, entendía que uno de los motivos por los que el éxito llegaba a su puerta en el apartado académico, era gracias, entre otras cosas, al ciclismo. Y es que, “Nata”, cumple a la perfección con aquello de “mens sana in corpore sano”.

Nunca dejará de ser ciclista, puesto que han sido incontables los valores extraídos de un deporte como el de la bicicleta. Pero ahora ya no hace la maleta y limpia la bicicleta para ir a las carreras. Ahora, si la decisión del jurado así lo estima, frecuentará otras carreras, aunque serán de otro deporte bien distinto.

8 de julio de 2007

Se esfumó el sueño inglés

El Tour ya rueda por carreteras británicas. No ha podido ser más precioso el marco elegido para dar el pistoletazo de salida a la 94ª edición del Tour de Francia. Incluso el tiempo ha acompañado en la siempre nublada Londres. Por no hablar del público, que poblaba de forma masiva ambos lados de la calzada, y que la organización ha cifrado en más de un millón de espectadores.

Y es que la bicicleta permite llevar el espectáculo donde la mayoría de deportes no pueden hacerlo, y ver rodar las bicicletas por Parliament Street o Victoria Street, por la mismísima puerta de Buckingham Palace, bajo las agujas del Big Ben o por Hyde Park, es algo que se antojaba inimaginable ya que se trata del complicado y turístico centro de la mismísima Londres.

Tan compleja es la circulación del centro de la ciudad londinense, que por adentrarse en ella cobran peaje, y el circuito, a pesar de que estaba señalizado desde días antes, sólo ha podido estar cerrado al tráfico desde una hora antes de la salida de Enrico Degano (Barloworld), ciclista que tenía el honor de inaugurar este Tour de Francia.

Si ya de por si es algo excepcional para los ciclistas que la inmensa urbe londinense, de más de siete millones de habitantes, les permita pedalear por el centro de la ciudad en todo un Tour de Francia, ser además inglés tiene que ser una experiencia irrepetible. De esa que sólo se presentan una vez en la vida. Y si además, un inglés es el que vence la prueba, se acaban los calificativos. Pero como no ha sucedido así, no hace falta crearlos.

Cinco eran los ingleses que tomaban parte en este Tour de Francia. Charles Wegelius (Liquigas) y Geraint Thomas (Barloworld) no contaban con opciones de estar cerca de la cabeza, al igual que tampoco Mark Cavendish (T-Mobile), que sólo la improvisación del equipo alemán al que pertenece lo ha traído a este Tour de Francia.

Se hablaba de las posibilidades de David Millar, pero sólo su condición británica lo ha llevado a participar en este Tour de Francia, ya que los problemas que enfrentan a él y a su equipo, no crean la situación idónea para esperar las mejores prestaciones del ciclista británico ni tampoco para que desde su equipo se vuelquen sobre él como ocurría meses atrás. Por descontado queda decir que ni será ciclista del equipo la temporada que viene, ni lo veremos en pruebas estelares con el conjunto amarillo en lo que resta del año.

Así que con opciones reales de vencer en Londres, los británicos sólo podían aferrarse a Bradley Wiggins pero no ha podido lograrlo. Ni tan siquiera ha sido el primer ciclista de los terrenales en el día de hoy, ya que por exiguo margen, George Hincapié (Discovery Channel) le ha privado de la tercera plaza, teniendo por delante a Andreas Kloden (Astana) y al favorito de todos, Fabian Cancellara (CSC) que será el primer maillot amarillo de la ronda gala.

Tiene que ser muy difícil, ver como el objetivo de un ciclista es el prólogo, y sin conseguirlo, debe continuar adelante el Tour de Francia. Ya desde la edición pasada, Wiggins no paraba de hablar con el manager del equipo Cofidis, Eric Boyer, de este prólogo. Pero en una distancia de 7,9 kilómetros sólo aptos para ciclistas potentes, esa fuerza de la naturaleza suiza llamada Fabian Cancellara, simplemente lo ha bordado. Wiggins ha acabado satisfecho de lo realizado, pero cuando le han indicado la diferencia con Cancellara, se ha quedado simplemente estupefacto.

Adoptando una lectura positiva, es mejor ser derrotado por ese margen, que no por uno estrecho y pensar que de haber arriesgado en una curva o por no haberse acoplado al manillar correctamente podía haber conseguido la victoria. Al menos, el ciclista inglés lo ha tomado de esta forma. Como se suele decir, quien no se consuela es porque no quiere. Eso si, no ha acuñado ninguna de las típicas frases en las que se escudan los perdedores con aires de grandeza. Ha reconocido que ha hecho todo perfecto y que simplemente otros corredores han sido mejores.

Una lástima su cuarto puesto, y es que los aficionados ingleses que animaban y jaleaban como uno nunca imaginaba a la afición británica, esperaban encontrar en Bradley Wiggins un digno heredero de Chris Boardman, ganador de prólogos del Tour de Francia en los años 94, 97 y 98. Además, por si fuera poco, muchas circunstancias son las que relacionan a ambos ciclistas, ya que en la vida deportiva de Wiggins la figura de Boardman es fundamental, y muchos aficionados se aferraban a tales casualidades.

Bradley Wiggins nació el 28 de Abril de 1980 en la localidad belga de Gante. Es fácil de entender el motivo que le llevó a ver el mundo por primera vez en la citada localidad belga, y es que es hijo de Gary Wiggins, un ciclista profesional de pista australiano especialista en pruebas de seis días que tenía fama de bestia. Los padres del Bradley se divorciaron y su madre se trasladó cuando Bradley contaba con tres años de edad a las afueras de Londres, concretamente al distrito residencial de Maida Vale.

De los favoritos ingleses, con la vida tan trashumante del escocés David Millar, cabe decir que no conocía la zona más que cualquier otro turista. Había conseguido imágenes del recorrido, pero nadie lo conocía tanto como Bradley Wiggins. Lo había hecho en automóvil y a pie, y hasta un día a las tres de la mañana se plantó con su bicicleta y haciendo caso omiso a las prohibiciones, ya que algunas de las calles que albergaban el recorrido del prólogo se hacían en sentido diferente al del tráfico habitual, puedo conocer las calles y sus trazadas, en las que él tuvo que ver mucho en su diseño final.

Unas calles que ya conocía de mucho tiempo atrás, puesto que su fama de niño problemático, le hacía deambular de un lugar para otro como un vulgar pandillero dando patadas a un balón de fútbol cuando era un mocoso heredero de la sangre rebelde de su padre.

Pero, tras ver en televisión a Chris Boardman coronándose en los JJ.OO. de Barcelona´92 como Campeón Olímpico de Persecución, decidió dirigir sus esfuerzos al velódromo, y con doce años emuló a su padre, comenzando a entrenar en el velódromo de Herne Hill, al sur de Londres. A partir de ahí, entra en la factoría del éxito que han creado la Federación Británica de Ciclismo para la Pista, y en 1998 se proclama Campeón del Mundo Junior de Persecución Individual en La Habana (Cuba).

Al año siguiente ya alternaba competiciones profesionales y de categoría amateur y en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, el ciclista de tan sólo 20 años conquistó la medalla de bronce en la prueba de Persecución por Equipos. También en el año 2000 y en esa misma prueba también, obtuvo la plata en el Campeonato del Mundo.

Tuvo un pequeño gran revés al año siguiente, cuando se enroló en el equipo Linda McCartney Foods Cycling Team, donde con Neil Sthepens como manager de la escuadra, se juntaban con el mismo maillot jóvenes promesas por aquel entonces como Bradley Wiggins, Marlon Pérez, Mark Scanlon, Russell Dowming u Ondrej Fadrny con rutilantes ciclistas como Maximilian Sciandri, Miguel Angel Martín Perdiguero, Iñigo Cuesta o Juan Carlos Domínguez.

El equipo fantasma duró un suspiro, y entró con calzador en la escuadra francesa Française des Jeux, pero por fortuna, no se resintió su progresión en los velódromos, en los que siguió coleccionando medallas en los diferentes Campeonatos del Mundo.

En el 2004 cambió de conjunto galo, y se integró en las filas del Credit Agricole y sus esperanzas al ser año olímpico se centraban en Atenas. Y tal fue el existoso resultado que cosechó, que despues de la celebración de estos Juegos Olímpicos, toda Gran Bretaña conocía quien era Bradley Wiggins ya que desde hacía más de 40 años ningún deportista británico conseguía tres medallas olímpicas en unos mismos juegos. Medalla de oro en Persecución Individual, de plata en Persecución por Equipos y de bronce en la prueba Madison o Americana, fue el excelente bagaje.

Por su aportación al deporte inglés fue distinguido como Oficial con la imposición de la Medalla de la Orden el Imperio Británico. Tras los Juegos se centró en la carretera, pero en este año 2007 ha vuelto a la pista de la mano de otro equipo francés, Cofidis, al que pertenece desde el año 2006. Consiguiendo de nuevo medallas, como no, en Persecución tanto Individual como por Equipos.

Su sueño de Londres se ha esfumado. Es el triste signo del deporte donde sólo gana uno. Es el desconsuelo que nadie recuerda, el día en el que llevaba pensando desde hace años y que ya pertenece al pasado. Los medios de comunicación sólo se acordarán de él para subrayarlo como derrotado, y poniéndonos en la piel del ciclista, volver a dar pedales tras el prólogo en este Tour de Francia no será nada sencillo para el corredor británico.