Dándoles la razón

En los periódicos todo son dudas, pero al contrario de lo que se pueda pensar, nada tienen que ver con la lucha deportiva entre aquellos ciclistas que serán protagonistas en los próximos días. Dudas que apuntan y señalan a un ciclista, que evidentemente no pasa desapercibido. Se trata del maillot amarillo, el líder de la prueba.
El periódico de la prueba, L´Equipe, es el primero en señalar las dudas que genera el ciclista. Sus reticencias a firmar la carta antidopaje de la UCI, no informar sobre su localización y no estar presente en dos controles antidopaje los días 6 de mayo y 29 de junio tienen la culpa de que el periódico francés lo señale sin contemplaciones.
Su reclusión ciclista en México, el silencio de todo lo que rodea al ciclista danés y a su respectivo equipo, y su exclusión del equipo nacional de Dinamarca aumentan la motivación del diario a la hora de enmarcar en el disparadero al rubio ciclista.
Su sensacional contrarreloj de Albi no resulta creíble para el diario galo, especialmente con el agravante, de que el ciclista danés reconocía no haber hecho nada para mejorar sus prestaciones contra el crono. Al día siguiente, escaló más rápido que Lance Armstrong hasta la cima de Plateau de Beille. Más leña al fuego. Otro danés, como aquel llamado Bjarne Riis que en 1996, era verdugo de Miguel Indurain. Fatales coincidencias.
L´Equipe sentencia que las últimas doce ediciones del Tour de Francia están en entredicho. Desde el fin del reinado de Miguel Indurain los ciclistas que se auparon a lo más alto del podium están bajo la sombra de la duda. Bjarne Riis, Jan Ullrich, Marco Pantani, Lance Armstrong y Floyd Landis han sido lo ciclistas vencedores desde entonces. Con la probable victoria de Michael Rasmussen, L´Equipe también se anticipa a señalar que no será un buen vencedor del Tour de Francia.
L´Equipe no se recata al señalar que Rasmussen es un ciclista molesto para este Tour de Francia. La vorágine causada por la puesta en conocimiento público de que el ciclista esquivaba a los controladores antidopaje de la UCI hacía necesario que Rabobank, el equipo al que pertenece, no lo hubiese alineado. Y por si fuera poco, también aparece reflejado como la UCI le ha abierto una investigación por una supuesta implicación en un caso de tráfico de hemoglobina sintética desvelada por uno que dice ser amigo de Rasmussen, cuando el danés surcaba las montañas fuera del asfalto como profesional del Mountain Bike.
Siempre se ha hablado del chauvinismo francés y de los diferentes intentos de desestabilización de aquel que sustentaba el maillot amarillo sobre sus espaldas, especialmente si su procedencia, como es habitual en las últimas décadas, no corresponde a un corredor galo. Pero el periódico oficial de la prueba, ya deja a un lado las suspicacias o los rumores entre tinieblas, y carga con dureza y sin miramientos contra el ciclista danés.
Y si el periódico oficial arremete contra el ciclista, el resto, de una u otra forma, van en la misma línea. En Alemania, las cadenas públicas ARD y ZDF (algo así como La Primera y La 2 en España) decidieron hace días dejar de retransmitir el Tour de Francia.
Quienes comparten pelotón con él, también lo señalan. David Millar entiende que merece ser sancionado al ignorar las advertencias de la UCI y otros directores, señalan que gracias a esquivar esos controles, no se sabe de la existencia de Rasmussen antes del Tour, y sobre él, circunstancia que alimenta la sospecha.
No creen en el ciclista que utilizaba zapatillas de un número menor para reducir el peso de su equipamiento. Del ciclista que se rapaba el pelo y huía de medallas pseudoreligiosas o familiares en el cuello para reducir gramos innecesarios a la hora de ascender las cotas alpinas y pirenaicas.
El público en general desea un ciclismo creíble, y la figura que encarnaba los valores del aficionado galo, estaban siendo representados por un ciclista kazajo de nombre Alexandre Nikolaevich Vinokourov. Siempre sincero ante los micrófonos, a diferencia del líder de la prueba, que no habla si Harro Knijff, su abogado, no está presente. Noqueado por la desgracia, nunca deja de golpear mientras permanece en el cuadrilátero. Rodillas cosidas y despellejadas que nunca piensan en abandonar. Era el corredor más admirado en Francia, el candidato deseado por los aficionados. El ejemplo orgullo y de ciclista de otros tiempos que dejaba a los aficionados con ese sabor de realidad que tanto ansían.
Desde ayer sólo es un ciclista que traicionó las ilusiones de muchos aficionados al ciclismo que veían en él un ciclista ejemplar, cuando en realidad utilizaba peligrosos sistemas de transfusión homóloga, que lo han llevado a dar positivo y abandonar la prueba. Otro motivo más para dudar. Una nueva razón para no creer.
Quizá, ante la actitud reprochable de los medios galos o alemanes, sembrando dudas por doquier y tomando decisiones desmedidas, la sucesión de acontecimientos que se producen en el ciclismo, nos lleve a darles razón.