19 de noviembre de 2007

Saiz y la penumbra

En los tiempos que corren, proclamar a los cuatro vientos que uno profesa admiración por Manolo Saiz, es una acción que resulta algo más que embarazosa. A mi me sucede tal circunstancia.

Recuerdo con mucha nostalgia no sólo la figura de Manuel Saiz Balbás, sino también la de Pablo Antón Idroquilis. Permanece aún hoy en día en mi memoria, aquella época en la que eran dos jóvenes entusiastas recién licenciados que marcaron un antes y un después en el ciclismo de base español. Un soberbio trabajo, amparado por Jose Luis Ibáñez-Arana, que permitió dar un paso de gigante en la construcción del ciclista desde la base, pasando de una formación tradicionalista, improvisada y empírica a una de corte más estudiada, programada y científica.

El cambio que marcaría su vida, aun sin saberlo, sucedería unos años más tarde. Fue el momento en el que entró a trabajar en la ONCE para llevar las riendas del ciclismo en tándem para ciegos y deficientes visuales. Su también exitoso trabajo, llevó a los rectores de la ONCE, tiempo después, a financiar un proyecto de equipo ciclista profesional, que inició su andadura en 1989.

A decir verdad, la irrupción de Saiz en el ciclismo profesional, no tuvo una buena acogida. Llegaba al ciclismo una persona instruida en la preparación física, cuando todos los presentes eran más o menos personas con experiencia anterior en este deporte como ciclistas, que en un momento dado y por los más variados motivos, pasaron al volante del automóvil sin preparación alguna para ello. Curiosamente, décadas después, está cerca el día en que para acceder a la más alta de las titulaciones de entrenador nacional de ciclismo, se hará necesaria y obligada la posesión de la licenciatura de la facultad de las ciencias de la actividad física y del deporte.

Tiempos de innovación. De ciclistas entrenando sin más compañía que un pulsímetro y de corredores deseosos de competir para liberarse de los estajanovistas sistemas de entrenamiento que realizaban. Sueldos de figura para ciclistas que bien pudieran serlo en otros conjuntos pero que inflexiblemente debían aceptar un rol jerarquizado que les alejaba del brillo rutilante que desprenden las estrellas victoriosas. Tiempos en los que para ser el mejor, había que prepararse mejor que nadie. Años de ideas claras en una sólida estructura tanto económica como humana, donde el equipo estaba por encima de todas las cosas.

Pero llegó el final la época amarilla, que bien podría decirse dorada, y llegaron tiempos oscuros, de resquebrajamiento del grupo de trabajo, de acciones incomprensibles, y lo que más encorajina a uno, la de la traición de unos principios.

Hoy en día, en el ciclismo hay una persistente bruma que se expande irremediablemente, dónde los jóvenes ciclistas se limitan a pasear de una forma más o menos acelerada junto con otros compañeros en lo que se denominan “grupetas” sin más intencionalidad que cubrir un número de kilómetros similar a los que tendrán que disputar en las competiciones y cuya mayor preocupación es conocer que es lo que deben tomar, ingerir o inyectarse para acceder al éxito deportivo.

La fórmula más sencilla y el atajo al margen de la legalidad en sustitución del sólido y eficiente trabajo. Una construcción ciclista que Manolo Sáiz proponía y demostraba fehacientemente como el camino inequívoco del éxito, pero que abandonó como tantos otros a los que el éxito y la grandiosidad acaba tristemente cegando. Y de aquellos polvos, más tardes llegaron estos lodos, que acabaron con un Manolo Sáiz excluido del ciclismo y con una etiqueta que ni siquiera el tiempo podrá borrar. De impulsor del ciclismo científico y moderno a abanderado de la horrenda pero real oscura trastienda del deporte de las dos ruedas.

Oscurantismo y penumbra, ingredientes de los últimos años de la vida ciclista de Manolo Sáiz. Y también de las películas de misterio, y es curiosamente en Cantabria donde ambos condimentos vienen a unirse ahora.

Manolo Sáiz no tiene reparos en explicarlo y se muestra encantado de ello. La cita es en un pequeño pueblo llamado Las Fraguas, situado a 48 kilómetros de Santander. Para llegar hasta allí, debemos tomar la N-611 que une las ciudades de Santander y Palencia. Es un lugar muy especial tanto para Sáiz como para los cinéfilos.

Es la comarca del Besaya, en pleno centro de Cantabria. Entre la espesa bruma, lo verde y una vieja arboleda, emerge el Palacio de Los Hornillos, morada de espíritus y cuerpos errantes que el cineasta Alejandro Amenábar recreó en su película “Los Otros”. Misterio y naturaleza se mezclan en esta bellísima parte de España, que sobrecoge a cualquiera, especialmente cuando uno se acerca de noche y en un día invernal de niebla, dada la apariencia irreal de este palacio.

La aristocrática mansión ocupa una extensa pradera en un rincón del Valle de Iguña. De estilo inglés, diseñado por el arquitecto Selden Wornum y edificado entre 1899 y 1904, posee uno de los parques más bellos de Cantabria, con sus estanques, lagos y bosques peculiares por sus diversas especies de árboles centenarios.

Dejando a un lado la inquietante imagen que ha creado este entorno en nuestra memoria ligada al celuloide, podemos observar como con la luz del día, este maravilloso paisaje guarda un equilibrio entre la armonía y la paz que invita el más placentero de los descansos.

Recientemente, una parte ha sido rehabilitada y acondicionada para la celebración de bodas y eventos de diversa índole. Los mitómanos del cine ya pueden darse el gustazo de ofrecer su banquete en los jardines donde la protagonista se reencontraba con su marido, al volver de la guerra, envueltos en una espesa niebla. También hay un salón interior, situado en la casa originaria, que data de finales del siglo XVIII, una verdadera joya arquitectónica que ha sido recuperada, pero que no es la que aparece en la película. Todo por obra y gracia de Manolo Sáiz, que junto con otros socios se ha embarcado en este negocio de hostelería.

La vivienda principal de “Los Otros” es posterior a esa primera construcción y se mantiene como propiedad privada, pero desde fuera es posible admirar, a través de una imponente puerta de hierro negro, la esbeltez de sus muros, a los que se llega por unas elegantes escalinatas. Según cuenta Sáiz, este palacio de estilo inglés, conservado por sus dueños con esquisto cuidado, sirvió como inspiración para diseñar el Palacio de la Magdalena, creado por suscripción popular, para albergar a la familia real española en Santander.

En definitiva, un lugar que conviene visitar, ya que uno encuentra un marco tan incomparable como especial. Un paisaje de cine, nunca mejor dicho. Mientras tanto, Manolo Sáiz sigue en penumbra, pero en esta ocasión, afortunadamente, se debe a circunstancias ligadas al mundo de los rodajes cinematográficos y no al de las ruedas de las bicicletas.

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15 de noviembre de 2007

VVV

La localidad de Pijnacker (Holanda) era la designada para acoger la tercera de las pruebas de la Copa del Mundo de Ciclo-Cross 2007/2008. Tras la disputa de la carrera de Pijnacker queda en los aficionados un poso de satisfacción por el futuro que se avecina. Y es que se han disputado tres pruebas, con tres ciclistas diferentes alzando los brazos, y de tres nacionalidades distintas.

El ciclo-cross no se reduce el ciclismo belga ni a contemplar pruebas en las que Sven Nijs y Bart Wellens se baten en duelo. Los dos ciclistas no dejarán de ser las estrellas de la especialidad, pero este año el abanico de alternativas es más real puesto que los resultados hasta la fecha permiten confirmarlo.

Siempre, aquellos que apostamos por una expansión del ciclo-cross para evitar una negativa y reducida focalización de este deporte, hemos puesto nuestros deseos en el salto de calidad de aquellos ciclistas que, al acecho del dúo que lidera la especialidad, se encuentran en un plano inferior.

En Pijnacker hubo un tercer ciclista que unió su nombre a los de Zdenek Stybar (Fidea Cyclocross Team) y Sven Nijs (Rabobank). Además, tiene mucho en común con los dos vencedores anteriores, y es que por una parte es un joven ciclista llamado a liderar el ciclo-cross mundial en el futuro y por otro lado, milita en el mismo conjunto que Sven Nijs, el equipo Rabobank. Se trata de Lars Boom, que permitió a los aficionados locales volver a sus casas con un inmejorable sabor de boca.

VVV es el título elegido para este texto, que en realidad son las letras iniciales de la célebre locución latina “veni, vidi, vici”, que utilizaré con todas sus letras, si Lars Boom obtiene la victoria en Treviso (Italia), puesto que para tal circunstancia está reservado dicho título. Es más, está reservado desde el momento en el que, con su victoria en la categoría Sub´23 en Hooglede-Gits comentó que iba a ir a Treviso a por el maillot arco-iris de la categoría Elite y luego enfocaría su carrera ciclista en la ruta.

Esto es un aviso, de que la supuesta incontinencia verbal, no es nada más que un constatación fehaciente de las posibilidades reales de un ciclista que cree en su talento y sus posibilidades. Veni, vidi y vici son la primera persona del pretérito perfecto simple de los verbos en latín venire, videre y vincere. Dicha frase, fue exclamada por el general y cónsul romano Julio César en el año 47 A.C., y se traduce como “vine, vi, vencí”. Pasará a la historia como un comentario con desdén de César al senado patricio, que no era ni más ni menos, que el grupo más poderoso de la antigua república romana.

En Pijnacker, volvía el ciclo-cross en estado puro, es decir, con el tan característico barro. Atrás quedaron los ciclistas inmaculados y las bicicletas rodando a alta velocidad sobre la hierba, como sucedió en las dos pruebas disputadas hasta la fecha.

El mal tiempo, que es motivo de contrariedad para prácticamente todo el mundo, no lo fue para los organizadores de la prueba, que se frotaban las manos ante la hipotética prueba que se iba a vivir ante el estado del circuito. Por un lado, el diseño del trazado de Pijnacker es anodino e insulso si se disputa sobre terreno seco y por el otro, Sven Nijs, el corredor a batir allí donde toma la salida, asusta menos en un terreno fangoso.

Más que salida, lo que protagonizaron los ciclistas fue una estampida, donde los ciclistas eran conocedores, que el inicio de la prueba iba ser importante puesto que con el complicado estado del terreno, no iba a resultar nada sencillo reponerse de un mal comienzo.

Sorprendente fue el inicio de Klaas Vantornout (Fidea Cyclocross Team) que continua en la línea agresiva de las últimas fechas, quizá por las oportunidades que ha podido dejar pasar por la falta de ambición y atrevimiento de un ciclista que está a un nivel que no acaba de creerse. Y más sorpresa si cabe cuando su participación se había puesto en duda al estar aquejado por problemas físicos.

Se clasificaría en meta en la tercera posición, obteniendo otro buen resultado de una forma más ambiciosa. Probablemente, como en otras ocasiones, hubiese tenido un resultado similar limitándose a ir a rueda, pero tarde o temprano quien juega a ganar acaba obteniendo su recompensa. Son dos maneras muy distintas de obtener un mismo resultado.

A la estela del ciclista belga se acoplaron de inmediato los dos ciclistas de Rabobank, Sven Nijs y Lars Boom. También otro ciclista cuyos colores son conocidos en el ciclismo de carretera, Francis Mourey (Française des Jeux), se situaba de forma inmejorable, en un circuito que se ajustaba a sus características de haberse disputado en un terreno más seco. Acabó pagando el esfuerzo de seguir el ritmo impuesto en cabeza, y el sufrimiento que suponía mantener la velocidad cuando había que cargar con la bicicleta al hombro.

A quien no se observaba en las primeras posiciones era a uno de los grandes favoritos para alzarse con la victoria en Pijnacker, el belga Bart Wellens, pero con el transcurrir de las primeras vueltas, y tras un gran esfuerzo innecesario de no haber protagonizado una mala salida, se situó junto a los ciclistas que llevaban el peso de la prueba.

Por detrás del cuarteto de ciclistas de Rabobank y Fidea Cyclocross Team, ciclistas como Petr Dlask, Erwin Vervecken, Gerben De Knegt y Richard Groenendaal, que venían a demostrar como las características de uno u otro circuito, influyen de manera significativa en la mayor parte de los ciclistas y sus resultados. Así, ciclistas espoleados por el público local y especialmente por su destreza en el barro y con las bicicletas al hombro, ocupaban las primeras plazas. Sorprendente la actuación de Dlask, que finalmente se quedaría a las puertas del podium conquistando la cuarta plaza. Hace tiempo que Dlask era señalado como el estandarte del ciclo-cross de la República Checa en la élite mundial, heredero de un papel que no tenía dueño desde la retirada de Radomir Simunek.

Ciclistas brillantes en categorías inferiores que no recogían en la categoría grande, los mismos frutos que degustaban años antes. Ciclistas intermitentes, de actuaciones sobresalientes de forma puntual y largos períodos de decepciones encadenadas. Parece que el joven Stybar romperá la tendencia, y su compatriota y compañero de equipo, Petr Dlask, tal circunstancia le ha servido de acicate y parece que retorna a una senda que había perdido. Queda por ver, si en el resto de la temporada podrá confirmar lo realizado en pruebas como la de Pijnacker, ya que le falta aún credibilidad y consistencia sostenida a lo largo del período total de competiciones.

Por delante de todos ellos, en cabeza de carrera y pasado el ecuador de la prueba, Lars Boom soltaba un ataque que no tuvo respuesta, y las miradas que se cruzaban Nijs y Wellens hacía que el holandés fuera ganando un buen número de segundos en un período de tiempo relativamente corto.

Nijs era menos Nijs y Wellens más Wellens, y visto que el ciclista de Rabobank no iba a ser el rival a tener en cuenta en el día de hoy, Wellens tomó la determinación de ir a la caza de Boom. Lo alcanzó, pero era su segundo gran esfuerzo de la jornada y el circuito no estaba para exhibiciones gratuitas. Boom inteligente y conocedor de que era perseguido por Wellens tomó la decisión de dejarse cazar paulatinamente, de forma que buena parte de su energía quedaría intacta de cara a la resolución final de la carrera. Engordar para acabar muriendo que se suele decir coloquialmente.

El derroche físico de Wellens mermó sus posibilidades ante la inteligente actuación de Boom y para satisfacción de los aficionados, la victoria caía del lado del ciclista local. Los acompañó en el podium Vantornout y Dlask se adelantaba en los últimos metros a Nijs que veía como finalizaba en la quinta plaza.

Preguntado por su extraño resultado, en la que en ningún momento ofreció sensación ni capacidad de alzarse con la victoria en la segunda y decisiva parte de la carrera, Nijs argumentaba que simplemente no se había visto bien, y que posiblemente el trabajo de “patear” afectó significativamente a sus músculos, puesto que era incapaz de imprimir la fuerza que el deseaba a los pedales.

Completaron las restantes diez primeras plazas, Vervecken, Stybar, De Knegt, Franzoi y Groenendaal por este orden. También la prueba contó con la presencia de los dos ciclistas nacionales habituales en estas pruebas, David Seco (Spiuk-Super Froiz) e Isaac Suárez (Cantabria Infinita). Los resultados cosechados por ambos corredores, situaron al vizcaíno en la 28ª posición a casi siete minutos y medios del vencedor y el ciclista cántabro fue doblado, siendo clasificado en la 37ª plaza.

Pequeño revés para Suárez el sufrido en Pijnacker, y David Seco sigue muy lejos de las primeras plazas, cuando los días transcurren de forma vertiginosa, estando a la vuelta de la esquina la prueba de la Copa del Mundo de Igorre. Antes se disputará la prueba Koksijde (Bélgica) que está fijada para el próximo 24 de Noviembre.

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13 de noviembre de 2007

Lentejas

La temporada de ciclo-cross transcurre a un ritmo vertiginoso que impide en muchas ocasiones detenerse un instante para pensar en cuanto acontece dentro de este deporte.

El auge de esta especialidad es palpable y dicha circunstancia se refleja ya también en las, excesivamente caras y copadas de publicidad, publicaciones ciclistas mensuales que temporada tras temporada aumentan el espacio dedicado al ciclocross, aunque éste sólo sea para mostrar, una y otra vez, las nociones básicas de este deporte y el reportaje inducido por alguna marca de bicicletas que accede a mostrar algún producto de su gama no sin antes ganarse el favor de los responsables de la editoria de turno para ello.

Sin dejar de ser un excelente reflejo de la salud de este deporte el que ofrece la prensa especializada, existen otra serie de indicadores que con mayor precisión nos muestran la positiva realidad del ciclo-cross. Es simple. El número de pruebas a disputar a lo largo de la temporada, el número de prácticantes y la cantidad de espectadores han aumentado significativamente. Las matemáticas, independientemente de que nos gusten o no, nunca engañan al ser una ciencia exacta. Todo es favorable.

Incluso aquello que no podemos contabilizar, como la ilusión que genera este deporte en muchos de los implicados, hace que el deporte del ciclo-cross no sólo se contemple positivamente de un prisma racional, sino que imperceptiblemente y desde un punto de vista sentimental, se ganan adeptos para una causa, de la que dificilmente se podrán desembarazar a lo largo de su vida.

Hay un detalle, que desgraciadamente no se puede pasar por alto, y es el marco geográfico donde se situa este panorama. Y es que en España, unir las palabras ciclismo y federación, arroja un resultado que no invita a esbozar una sonrisa. Este idílico cielo soleado que es el ciclo-cross en la actualidad, no es tal por la perenne nubosidad que resulta ser la RFEC.

Desgraciadamente, desconozco si será por encontrarnos con una especialidad que tiene en el periodo invernal la mayor parte de su expresión competitiva, la oscuridad es costumbre. Se contempla con la más absoluta normalidad dentro del ambiente ciclista si nos atenemos al inmovilismo y a la ausencia de reacción ante la falta de dedicación de una federación que en teoría está para guiar a un deporte hacia un futuro de prosperidad y que la realidad únicamente la situa como un lastre del que no existe la posibilidad de desprenderse.

Pero en este clima benevolente, conviene repasar la historia, para saber de dónde uno viene y conocer a donde uno va, dado que ésta es cíclica y siempre se repite. Y es que, quizá, este gigante en que se está convirtiendo el ciclo-cross, tiene los pies de barro.

A grandes rasgos, y dejando a un lado casos particulares y las categorías no relacionadas con la élite de esta especialidad, la llegada al ciclo-cross se produce por dos vías nítidas y bien diferenciadas. Una de ellas pertenece al mundo de la bicicleta de montaña, donde son cada vez en mayor número, los ciclistas que desembarcan en el ciclo-cross. Para desgracia de la especialidad invernal, éstos ciclistas lo hacen con una implicación menor y secundaria a diferencia de lo que sucede en el período estival con su especialidad ciclista de procedencia.

El otro lugar, es el del ciclismo en ruta, del que proceden un buen número de ciclistas desheredados de las ruedas finas, excluídos de la élite o ciclistas que pusieron sus sueños y sus esfuerzos en la bicicleta de carretera, y su realidad ciclista les encaminó hacia un ciclo-cross que sólo fue un destino una vez invalidadas sus opciones de un próspero futuro en el asfalto.

Cómo exponentes de ambos casos, entre otros muchos, podemos señalar a José Antonio Hermida, que deseoso de probar el ciclo-cross, la temporada pasada hizo su incursión, ante la imposibilidad de poder incluir en su preparación las habituales sesiones de esquí de fondo que acostumbraba a realizar. Su talento ciclista le situó al mayor de los niveles nacionales en las pocas pruebas que participó y a un interesante nivel internacional, a pesar de no contar con la experencia ni la preparación de la que gozaban los rivales con los que pudo codearse.

En el otro polo, podemos situar a un ciclista como Javier Ruíz de Larrínaga, ciclista que únicamente decidió dedicarse al ciclo-cross, al verse fuera del ciclismo de ruta tras la desaparición del conjunto Kaiku. Incluso si la puerta del ciclismo en ruta se vuelve a abrir, del mismo modo que ocurrió con Jose Antonio Garrido, el ciclo-cross pasaría a ser inmediatamente una especialidad a la que vincularse únicamente de forma anecdótica.

Así de esta forma, nos encontramos en clara desventaja competitiva a nivel internacional, ya que siempre existe algún motivo que impide a los ciclistas ser capaces de estar a la altura de lo que la élite internacional requiere para alcanzar el éxito.

En el aspecto organizativo sucede algo en la mísma línea, ya que a pesar de que las pruebas de un tiempo a esta parte brotan de forma numerosa y significativa, éstas no van en una línea de crecimiento constante en busca de una excelencia que sólo viene de la mano de la exigencia que supone el status de la internacionalidad.

Pero retomando el comentario anterior de los ciclistas, uno puede llegar a pensar, que de un modo u otro, las diferencias pueden llegar a reducirse, profundizando en el conocimiento de una especialidad que para muchos da la sensación que guarda algún secreto allí donde los dominadores del ciclo-cross internacional tienen su lugar de residencia.

Mi memoria no recuerda alguna temporada anterior en la que tanta variedad de ciclistas hayan cruzado los Pirineos para ponerse un dorsal y competir internacionalmente. A saber: Isaác Suárez, Oscar Vázquez, Mauro González-Fontán, Hugo Rus, David Seco, David Juárez o David Peña como los más significativos hasta la fecha, han sido ciclistas con experiencia internacional a lo largo de este primer tercio de campaña.

Para aquellos que buscan en el extranjero competiciones cuando el calendario nacional está vacia de éstas o como un objetivo deportivo buscando un nivel de exigencia que en territorio nacional no encuentran, no sólo es algo perfectamente entendible, sino que se antoja algo totalmente necesario.

Pero existe un buen número de ciclistas, que enarbolando la bandera del aprendizaje, dilapidan unos recursos económicos a tener en cuenta, en una participación junto a las grandes estrellas de este deporte, que únicamente se justifica por la experiencia vital que queda en la memoria.

Buena parte de los aficionados al ciclismo de carretera y prácticantes habituales, estarían dispuestos a hacer realidad el sueño de competir en condiciones reales y dentro de pruebas con historia ante sus ídolos. ¿No sería bonito tomar la salida en la París-Roubaix y pedaleando ver como Fabian Cancellara se marcha irremediablemente hacia la victoria u observar como George Hincapie queda rezagado por una caída? Pues en el mundo del ciclo-cross esto se puede hacer, ya que estar en la salida junto a Sven Nijs o Bart Wellens y contemplar como irremediablemente acaban doblando a uno, está al alcance de prácticamente cualquiera independientemente del nivel ciclista que posea.

La meca del ciclo-cross da la sensación de ser el lugar del peregrinaje obligado para la progresión dentro de este deporte, y la realidad es que sencillamente la competición no aporta nada. La barrera idiomática, la desubicación geográfica y la falta de tiempo, hace que no exista un antes y un después deportivo significativo tras la aventura internacional. Incluso se da la circunstancia de ciclistas dispuestos a participar en pruebas internacionales a miles de kilómetros de sus domicilios, pero incapaces de acercarse a unas pocas horas de distancia de su localidad de residencia, a alguna de las escasas pruebas de carácter internacional que se celebran en territorio nacional.

La tutela de un entrenador, la integración dentro de un grupo de trabajo y el desarrollo de un entrenamiento tecnificado, es la única línea que justifica emprender la aventura en el extranjero con el objetivo de mejorar deportivamente y progresar dentro del ciclo-cross. Curiosamente, para todo ello, no es extrictamente necesario tomar parte en ninguna competición.

Como sucede en no pocos casos dentro de la naturaleza, aquello que tiene un rápido y exponencial crecimiento, no siempre crece en la línea adecuada. La popularidad del ciclo-cross no va ligada al desarrollo competitivo de este deporte y en este favorable caldo de cultivo, no es oro todo lo que reluce. Se dejan a un lado las nociones básicas para construir un futuro deportivo enfocando las miras sobre un tejado en el que nunca se podrá sustentar ninguna base. Así, con un gigante de pies de barro, donde los más destacados ciclistas nacionales están estancados en el mismo nivel durante las últimas campañas, los jóvenes son incapaces de dar réplica a los veteranos imposibiltando un relevo natural y con buena parte de los prácticantes lejos de un estado de forma óptimo, se puede vaticinar, con varios meses de adelanto, que ningún ciclista que porte el maillot de la selección española en el próximo Campeonato del Mundo de Treviso 2008 será capaz de clasificarse entre los primeros veinte clasificados, exceptuando, la figura de Jose Antonio Hermida, cuyo talento escapa a cualquier lógica.

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3 de noviembre de 2007

Ausencias de Oro

La bisoña categoría femenina de ciclo-cross se ha caracterizado siempre por el dominio ejercido por un triunvirato de ciclistas favoritas siempre allí donde tomaban parte.

Destacando en primer lugar a la alemana Hanka Kupfernagel (1974), la ciclista que posee el palmarés más brillante de la historia del ciclo-cross femenino, atesorando siete medallas en los ocho mundiales que se han disputado hasta la fecha, cosechando hasta en tres ocasiones el metal más preciado.

Una clásica del ciclo-cross que dejará un tanto de lado la especialidad, para centrarse en la cita olímpica del año 2008, donde se ha marcado el objetivo de obtener una medalla olímpica en la prueba de contrarreloj individual. Poseedora ya de una medalla de plata obtenida en la prueba de ruta en los JJ.OO. de Sydney 2000, los resultados obtenidos en la temporada 2007, donde en Sttugart (Alemania) conquistó el maillot arco-iris de forma brillante, ha provocado que con la cercanía de la cita olímpica de Pekín (China) su implicación en el ciclo-cross sea muy diferente a la habitual.

No en vano, si en España comenzó a fraguarse su conquista mundialista, cogiendo una enorme confianza cuando en la contrarreloj individual de la Emakumeen Bira que se disputaba en Orduña (Vizcaya) alcanzaba su primera e importante victoria en la especialidad, ahora es en Mallorca, concretamente en el Robinson Club de Cala Serena, donde la ciclista ha decidido retirarse a descansar sin tocar la bicicleta, y pasar buena parte de su tiempo disfrutando de una temperatura de la que no goza en su país de origen, practicando uno de sus deporte favoritos, que no es otro que el vóley playa.

Sus incursiones este año en el barro serán contadas, más teniendo en cuenta que la cita mundialista de Treviso (Italia) no le motiva, ya que es de la opinión que su trazado se asemeja más a un criterium entre árboles que a una prueba de ciclo-cross propiamente dicha. Sin ir más lejos, cuando en la temporada pasada se disputó una prueba de la Copa del Mundo en el trazado italiano, fueron nada más y nada menos que ocho ciclistas las que se disputaron la victoria al sprint.

Otra de las componentes de este trío arrollador es la holandesa Marianne Vos, ciclista que atesora un palmarés menos extenso, pero todo ello debido a su corta edad puesto que tan sólo tiene 20 años. No en vano desde su llegada a la élite del ciclismo femenino, ha ido acumulando medallas y triunfos en cualquier especialidad en la que ha tomado parte.

En realidad había una disciplina, concretamente el ciclismo en pista, donde no había demostrado hasta la fecha su valía como ciclista multidisciplinar, y precisamente serán los velódromos, los que aparten a Marianne Vos del ciclo-cross. La tan soñada cita olímpica del año 2008 ha seducido también a la ciclista. Allí tratará de colgarse en el cuello una medalla olímpica en la especialidad de Persecución Individual y mientras sus hasta ahora rivales estén luchando en el barro en este invierno, ella encontrará nuevas adversarias en esta desconocida disciplina para ella, en lugares tan dispares como Pekín (China) a principios de diciembre o Ballerup-Copenhague (Dinamarca) a mediados de febrero, donde se disputarán pruebas de la Copa del Mundo de Ciclismo en Pista, y en las que Marianne Vos ha confirmado su participación.

La tercera en discordia es otra holandesa, en este caso Daphny Van den Brand, a la que cinco medallas la contemplan dentro de los mundiales de ciclo-cross, aunque en este caso, en sólo una ocasión pudo subirse a lo más alto del podium. A diferencia de las dos ciclistas anteriormente mencionadas, ella se va implicar con determinación en la temporada de ciclo-cross, con el objetivo de volver a conquistar el maillot arco-iris. La ausencia de problemas físicos en esta temporada y el menor número de rivales de entidad hace que sea más favorita que nunca, y buena muestra de ello, es el inicio de campaña arrollador que ha protagonizado. Esta pequeña ciclista, cuyas famosas trenzas ha hecho famosas en el ciclo-cross, tendrá en las ciclistas galas y americanas sus más enconadas rivales.

Empezando por la actual campeona del mundo Maryline Salvetat (1974). Esta doctora en medicina nacida en Castres pero residente en Toulouse (Francia), de la misma generación que Van den Brand, posiblemente sea la persona que vuelva a portar el estandarte del ciclo-cross galo una vez que su temporada vaya llegando a su ocaso. Sin prodigarse en exceso en el circuito internacional, no en vano se limita fundamentalmente al calendario galo, tiene ante si la responsabilidad de acudir a la cita mundialista siendo la campeona del mundo en ejercicio, y tal como fue configurado el trazado de Treviso (Italia) no tendrá nada fácil revalidad el título.

La segunda de las ciclistas galas en importancia, es la eterna Laurence Leboucher, que ya por el año 1998 conseguía ser campeona de Francia, Europa y del Mundo en un misma temporada en la especialidad de Mountain Bike. Con ella, y las cuatro ciclistas nombradas con anterioridad se cierra el círculo de las corredoras que han sido campeonas del mundo de ciclo-cross en alguna ocasión, concretamente Leboucher lo fue en las temporadas 2002 y 2004. Curiosamente, siempre que Salvetat se ha subido al podium, Leboucher también estaba encaramado al mismo, siendo un detalle a tener en cuenta, debido a que en el trazado de Treviso 2008, el factor equipo puede ser de enorme importancia a la hora de definir los resultados finales. Siempre da la sensación, que estamos ante la última temporada en activo de Leboucher, pero año tras año demuestra con importantes resultados su valía, así que debemos tener muy en cuenta a la ciclista de Alençon otra temporada más.

Otras de las amenazas que verá Van den Brand llegará de Estados Unidos, concretamente de las piernas de Kathy Compton, ciclista en crecimiento constante en la especialidad de ciclo-cross, no en vano obtuvo la medalla de plata en la pasada cita mundialista y está siendo la ciclista que más cara ha plantado en este arrollador inicio de campaña a Van den Brand. La ciclista de Colorado Spring, que alterna el ciclo-cross con el ciclismo adaptado, ya que es la piloto del tándem que junto a Karissa Whitsell salió triunfante de los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, llega como representante de un ciclo-cross femenino americano en constante expansión, y si ya fue la primera mujer americana en colgarse una medalla en un campeonato del mundo de ciclo-cross, no sería una sorpresa que también fuese la primera ciclista en apropiarse del maillot arco-iris.

Todo lo que vaya más allá de este reducido número de corredoras debería considerarse una sorpresa, y esta temporada es una buena oportunidad para que ciclistas que están un peldaño por debajo den el ansiado salto de calidad. Christelle Ferrier-Bruneau está en esa situación. La francesa del equipo Le Pruneaux d´Agen crece a medida que su experiencia en el ciclo-cross va en aumento, motivo por el cual tiene que ser una ciclista a tener en consideración a lo largo de la temporada.

En un ciclo-cross que acostumbra a ser liderado por veteranas y experimentadas mujeres, las jóvenes salvo la destacada excepción de Marianne Vos, tienen ante si la oportunidad inmejorable de abrirse un camino hacia la élite del ciclo-cross. Así la sorprendente alemana Stephanie Pohl (Team Getränke Hoffmann) es a sus 20 años junto a su veterana compañera de equipo Birgit Hollman, la ciclista de referencia del ciclo-cross femenino alemán al acecho ahora de las grandes potencias, tras la deserción de Kupfernagel.

En la línea de Pohl, se encuentran la holandesa Sanne Van Paassen (1978) y la insolentemente joven ciclista belga del mismo nombre, Sanne Cant (1990), con todo un mundo por delante para seguir creciendo y llamadas a dominar en un futuro la especialidad invernal. Especialmente significativa la figura de Cant, y no sólo por su corta edad, sino por su nacionalidad, y es que Bélgica goza de un gran nivel incluso en no pocas ocasiones convertido en auténtico monopolio en todas las categorías excepto la femenina.

En la línea de países de gran tradición en esto del ciclo-cross pero que en el ciclo-cross femenino no dan la talla, se encuentra la República Checa, donde habrá que prestar atención a como es capaz de desenvolverse Pavla Havlikova, que puede ser la ciclista que permita tener al ciclo-cross checo una figura para codearse con la élite de la especialidad.

En definitiva, la temporada estará marcada por las ausencias, lo que abocará a un descenso del nivel, ya que el reducido grupo de la élite del ciclo-cross femenino es un coto cerrado y sólo queda aferrarse a la posibilidad de que las jóvenes ciclistas sean capaces de plantar cara, antes de tiempo.

Pero si a nivel internacional destacan las ausencias, en el panorama nacional también sucede algo similar, y es que Rosa Bravo dejará la competición por esta temporada. La ciclista vallisoletana, que dentro de un grupo de ciclistas clásicas en el mundo del ciclo-cross internacional está algo más que un peldaño por debajo de aquellas ciclistas llamadas a conquistar triunfos, tenía ante si una temporada en la que podía romper esa barrera infranqueable de la decimoquinta posición en las grandes citas internacionales de ciclo-cross, pero que ya no podrá ser.

Y del ciclo-cross no le aparta, la tan ansiada por muchas, cita olímpica, sino algo más importante si cabe, el reto de ser madre.

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1 de noviembre de 2007

El Quijote Suizo

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. Con esta popular frase, Miguel de Cervantes Saavedra nos presentaba a Alonso Quijano, que es como se llamaba realmente el hidalgo Don Quijote, personaje ficticio principal en la novela “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, una de las obras cumbres de la literatura española y universal, siendo el libro más traducido después de la Biblia.

A nadie se le escapa que Castilla-La Mancha es la tierra de Don Quijote, a pesar de que no haya leído nunca esta parodia de las novelas de caballerías, ya que las instituciones manchegas se han encargado insistentemente de asociar al personaje novelesco con la tierra donde se desarrollan sus aventuras, especialmente a raíz, de la celebración del IV Centenario Don Quijote de la Mancha, que conmemoraba en el año 2005 los cuatros siglos transcurridos desde su publicación.

Los fines, evidentemente eran los de atraer a la tierra manchega, a cuanto foráneo fuese posible, pero no es menos cierto que de un tiempo a esta parte, todo lleva la etiqueta de Don Quijote, algo que por recurrente y poco imaginativo, cansa a los moradores de esta tierra.

Tal es el protagonismo que adquiere el nombre de Don Quijote, que incluso en Ciudad Real existe un “Quijote Azteca”, una obra escultórica del mexicano Federico Silva, que antes de venir a España, había estado expuesta en la fachada del Palacio de Bellas Artes de México, formando parte de una gran exposición titulada “Nuestra Batalla”. Como no podía ser menos, la escultura originalmente llamada “Lepanto” y ahora situada en una rotonda que comunica varias de las arterias principales de la ciudad, acabó siendo rebautizada con el repetitivo nombre del caballero de la triste figura.

Pero para no ser menos, añadiremos a lista un nombre nuevo, que no es otro que el de “Quijote Suizo”. En este caso no está identificado con Ciudad Real, sino con una provincia limítrofe, que es la de Albacete. Para ser más concretos con el municipio de Ossa de Montiel en cuyo término está el conocido Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. No muy lejos de allí, se sitúa la cueva kárstica de Montesinos donde Miguel de Cervantes centra el desarrollo del capítulo XXII de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha.

Para ser un pueblo de poco menos de 3000 habitantes, Ossa de Montiel no es desconocido en el mundo del ciclismo, fundamentalmente al tener a Oscar Sevilla (Relax-Gam) como uno de sus vecinos. También cabe señalar a la joven promesa ciclista del Saunier Duval Amateur, Florentino Márquez como otro de sus habitantes, y también, aunque pueda sorprender, debemos identificar con esta localidad al ciclista suizo del equipo BMC Racing Team, David Vitoria.

Este joven ciclista, nació en Locarno (Suiza) un 15 de Octubre del año 1984, por tanto acaba de cumplir recientemente los 23 años de edad. Su nacimiento y nacionalidad suiza tiene como origen la tan habitual emigración española en los años 60 y 70 hacia territorio helvético en busca de un futuro mejor. La familia Vitoria Campos hacia allí marchó, y su tío, Juan Vitoria comenzó a competir en esto del ciclismo. No se le daba mal y en 1978 cuando fue requerido para realizar el servició militar en España, continuó compitiendo en un conjunto valenciano de nombre “Muebles Adolfo” que le abrió las puertas del ciclismo profesional. En lo años 1979 y 1980 formó parte de los equipos Colchón CR–Manzaneque y Hueso-Manzaneque, en la última temporada dirigido por Miguel Moreno. Transcurridos estos dos años decidió regresar de nuevo a Suiza.

El ciclismo no era el deporte que es actualmente ya que la apertura de este deporte a la televisión todavía no se había dado, lo que originaba que muchos de los corredores modestos del pelotón, vieran con mejores ojos, una opción laboral mejor remunerada que ésta del duro y mal pagado deporte del pedal.

Es el año 1981 y gracias a la intervención de un amigo y su pasado ciclista, entra a trabajar en Suiza en una fábrica de bicicletas construyendo cuadros. El aprendizaje de la producción artesanal de bicicletas hizo que tiempo después, tomase la determinación de emprender el camino de vuelta a su pueblo, Ossa de Montiel, y crear en 1990 una pequeña fábrica de construcción de bicicletas, que lleva por nombre Vitoria.

En el mismo lugar donde se instaló la fábrica continúa en la actualidad, en la calle Antonio Machado, junto al cuartel de la Guardia Civil en una zona periférica de la localidad, con la tradicional maquinaria italiana en el taller y una gama de bicicletas expuestas para su comercialización en la entrada del local. En las paredes, como no podía ser de otra forma, cuelgan recuerdos de dos ciclistas. Los más antiguos hacen referencia a Oscar Sevilla, ciclista al que tuvo la oportunidad de inculcar su pasión dentro de la escuela de ciclismo de la localidad cuando apenas era un niño que se subía por primera vez a una bicicleta. Y los más recientes, pertenecen a su sobrino David.

No faltaban los veranos en que el resto de la familia Vitoria regresaba a Ossa de Montiel y en los que un joven David Vitoria llegaba al pueblo que vio partir a su familia con destino Suiza, con su inseparable bicicleta incluso hasta el punto de competir y con éxito.

Pero su vida transcurría en Suiza, y en su Locarno natal fue creciendo como persona y ciclista. Allí comenzó a despuntar como uno de los jóvenes más prometedores del país, no en vano formó parte de la selección Suiza de categoría juvenil en los Campeonatos del Mundo del año 2002 disputados en Zolder (Bélgica). Al pasar a la categoría amateur se enroló en las filas del potente equipo VC Mendrisio-PL Valli y junto a su compañero de equipo y amigo Steve Morabito, un año mayor que él, pronto formaron un joven tándem que ofrecía una fuerte oposición incluso a equipos profesionales con los que se enfrentaban en repetidas ocasiones dentro del calendario de competiciones de Suiza y Alemania fundamentalmente.

Tenían el hándicap de que ambos corredores se desenvolvían de una forma excelente en cualquier terreno, pero no destacaban en ninguno en especial, lo que hacía que en momentos determinantes en los que estaban en disposición de anotarse una victoria, algún corredor con mayores dotes para resolver las pruebas en los metros finales, dejara a ambos suizos con la miel en los labios.

Evidentemente el seleccionador nacional suizo no dejó de contar con ellos y en el mundial para la categoría Sub´23 que en el año 2005 se disputaba en Madrid (España), Steve Morabito partía como la baza más sólida de un combinado helvético, que contaba con David Vitoria y Michael Schär, por aquel entonces en el equipo filial del Liberty Seguros-Würth, como escuderos de lujo.

Acabado el año, los dos compañeros de equipo, continuaron sus carreras deportivas juntos al dar el salto a la categoría profesional. Las “torres gemelas”, como algunos aficionados al ciclismo los conocían por los 187 y 186 centímetros que poseen Vitoria y Morabito respectivamente, debutaron en el año 2006 en el conjunto Phonak Hearing Systems.

La irrupción en la categoría no fue la deseada por David Vitoria, ya que los problemas físicos en forma de mononucleosis mermaron sus prestaciones a lo largo de buena parte de la temporada, lo que supuso un gran inconveniente a la hora de encontrar un hueco para la temporada 2007 dentro del ciclismo profesional, tras la sonada y anunciada desaparición del equipo Phonak.

Steve Morabito a diferencia de David debutó en la categoría con buen pie, incluso estrenó su palmarés con una importante victoria de etapa en la Vuelta a Suiza. El ciclista de Monthey no tuvo problemas para encontrar un nuevo acomodo dentro del conjunto Astana, sin embargo Vitoria no tuvo la posibilidad de continuar en el ciclismo profesional de su país.

Los jóvenes debutantes en la categoría y sin resultados suelen ser los ciclistas que mayores problemas tienen para encontrar acomodo en un nuevo equipo tras la desaparición del conjunto al que pertenecían con anterioridad y David Vitoria no iba a ser una excepción.

Tras tocar a la puerta de innumerables equipos y ver como ninguna de ellas se habría con un contrato profesional, David Vitoria tuvo la enorme fortuna de contar en el equipo Phonak con un patrón sin igual dentro del mundo del ciclismo. Andy Rhis, con una disposición como la de pocos para destinar buena parte de su fortuna a un deporte que ama y siente de forma muy especial, acabó cansado de los escándalos que en repetidas ocasiones protagonizaba su equipo y decidió retirar el patrocinio. Sin embargo, a los ciclistas no los iba a abandonar, y de esta forma ayudó a David Vitoria a encontrar equipo. Finalmente se incorporó al BMC Racing Team, equipo de EE.UU. que debutaba en la categoría Continental en la temporada 2007, y que curiosamente tenía a Andy Rhis como mecenas.

El paso al ciclismo americano sin ser del agrado de David Vitoria era la solución menos mala que se le había presentado para poder continuar en el ciclismo profesional y se trataba de convencer en los entrenamientos, que una destacada actuación durante la temporada 2007 podía significar su regreso a Europa, más teniendo en cuenta que son cada vez un mayor número de equipos europeos los que cruzan el Atlántico para competir en EE.UU.

No empezó nada mal la temporada para David Vitoria, ya que a las primeras de cambio conquistó una victoria menor, concretamente el 11 de Febrero en el Cherry Pie Criterium de Napa (California) por delante del canadiense Eric Wohlberg (Symmetrics Cycling Team) y del argentino Gustavo Artacho (Colavita Olive Oil). Pero fueron los constantes intentos de fuga en busca de un protagonismo dentro de un ciclismo que no se adaptaba a sus características físicas lo que caracterizó al ciclista suizo dentro del pelotón americano.

En una de sus pocas estancias en Europa, participó en el Campeonato de Suiza de Contrarreloj, que con la participación de Fabian Cancellara, la lucha entre el resto de los competidores se limitaba a la conquista de la segunda posición. Y bien que podía haber sido para David Vitoria, ya que finalmente tuvo que conformarse con la medalla de bronce, debido a que se vio obligado a detenerse en un semáforo durante la competición. En un país como Suiza, donde se abandera la igualdad de derechos para todos sus habitantes, en ciertas ocasiones, los habitantes no ven con buenos ojos que por el paso de unas bicicletas deban estar obligados a detenerse durante largo tiempo cuando tienen los mismos derechos que los ciclistas a utilizar la calzada.

Pero en líneas generales la temporada no fue satisfactoria. Y no por los resultados, ya que David Vitoria, aunque sin puestos de relevancia fue un ciclista de comportamiento ejemplar en las pruebas que disputó, sino desde el punto de vista personal, ya que la soledad en un país desconocido hizo mella en su persona.

Pero para su fortuna, en el año 2008 regresa al ciclismo europeo. Ya en la temporada 2007 estuvo a punto de incorporarse a la disciplina del equipo Relax-Gam, pero quien únicamente pudo trasladarse de Suiza a España en ese año fue su hermano José, que de profesión comercial, se instaló en la zona de Levante.

Con un año de retraso, volverá al país donde su familia tiene sus raíces, y tras la confirmación antes de la Vuelta a España de su incorporación al equipo, estampará su firma para las dos próximas temporadas con el equipo Relax-Gam que también contará con el apoyo económico del Ayuntamiento de Fuenlabrada y del Ministerio de Defensa, a través de Soldados.com, web que ofrece información para la incorporación de jóvenes al ejército.

David Vitoria es joven y tiene un excelente futuro por delante para demostrar sus cualidades como poderoso rodador y ciclista polifacético. No en vano, Andy Rhis desea contar en un futuro no muy lejano con él, cuando vuelva de nuevo a la carga con un equipo de gran presupuesto como en su día fue el conjunto Phonak, no en vano, el equipo BMC Racing Team se reforzará para la temporada 2008 y será algo más habitual su participación en pruebas del calendario europeo como primer paso para materializar el deseo del mecenas suizo.

Esperemos que en el 2008 el “Quijote Suizo” no tenga que luchar contra los molinos de viento de temporadas anteriores y tenga la posibilidad desde la llanura manchega de demostrar las cualidades que atesora para el deporte de la bicicleta.

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